La inminente llegada de la automatización de los trabajos genera en la sociedad cierta incertidumbre. Sobre todo, a la hora de identificar qué impacto tendrá en la eliminación del empleo al que estábamos más habituados. Es cierto que numerosos empleos se van a robotizar y también es cierto que en 2025 se eliminarán 75 millones de puestos de trabajo que realizarán en gran medida los robots.
Lo que también es cierto es que se van a crear nuevos puestos de trabajo que los robots nunca podrán hacer. Puestos de trabajo en los que se requiera, entre otras cosas, de estabilidad emocional, la toma de decisiones o la resolución de problemas complejos. Cuánto más avanza la tecnología, más necesidad tenemos los humanos de ser humanos.
Los robots no se han conceptualizado para competir con los humanos sino para complementarnos. Cada uno tendrá sus áreas de dominio. Los empleos más mecánicos estarán a cargo de los robots, en cambio nosotros seguiremos dominando las áreas de actividad en las que se requiera, entre otras cosas de empatía, inteligencia emocional o la toma de decisiones valorando los distintos ángulos de una situación compleja. Recordemos siempre esto: los robots son magníficos a la hora de realizar el ensamblaje de un coche pero pueden tener la inteligencia de un niño menor de 2 años.
Los humanos debemos centrarnos en trabajos donde tengamos un valor insustituible. Esto nos obliga a formarnos de manera distinta para competir en este nuevo escenario laboral. Algunos datos de referencia: el 100% de los nuevos puestos que se van a crear serán STEAM (acrónimo en inglés de Ciencias, Tecnologías, Ingenierías, Artes y Matemáticas). De hecho lo que antes se denominaban ‘letras’ y ‘ciencias’ se volverán a estudiar juntas, como ya se hacía siglos atrás. Y el 85% de los empleos que habrá en 2030 aún no existen. Los que hay ahora en 2019 relacionados con estas áreas la mayoría son desconocidos, por lo que acceder a ellos a través de las rutas formativas habituales es difícil. Y ya el último dato de reflexión: en 2020 -es decir el año que viene, lo tenemos a la vuelta de la esquina- los empleos que creará la Inteligencia Artificial superarán los desaparecidos por la disrupción de esta misma tecnología, según Gartner.
La generación de nuevos empleos muy especializados ha causado que – actualmente- el 40% de las empresas, según la Comisaría Belga de Empleo, no encuentren trabajadores para innovar con habilidades en una Europa con más de 20 millones de parados y una España con un 14% de tasa de desempleo en junio de 2019.
Por lo tanto, no es que no haya empleo, no es que los robots compitan con nosotros. Lo que ocurre es que no estamos preparados aún para los empleos que empiezan a demandar de manera exponencial las empresas. Puestos de trabajo todos, con alta empleabilidad y proyección profesional.
Para llegar a ellos tenemos urgentemente que adaptarnos a los nuevos tiempos y a las nuevas necesidades de reclutamiento de personal. Si analizamos la situación de la formación: sólo el 7% de las matriculaciones en España son STEM y decaen el 3,3% de forma anual según el último informe de Randstad. Por otro lado para adaptarnos a los nuevos tiempos necesitamos formación continua y sólo el 9,4% de la población adulta -entre 25 y 64 años- la recibe, el nivel más bajo de la última década y España junto a Finlandia y Austria es uno de los países europeos que más acusa falta de conocimientos tecnológicos, según el informe de la OCDE ´Getting Skills right Skills for Jobs Indicators 2017’.
Este nuevo paradigma genera muchas oportunidades para elegir qué empleo se desea desarrollar en el futuro y para qué uno es más válido y posteriormente elegir qué ruta formativa se ha de elegir para poder desarrollarlo. Precisamente por eso nace Singularity Experts, una plataforma digital absolutamente disruptiva que analiza previamente las capacidades de las personas, muestra cuáles sus diez mejores empleos de futuro y analiza la formación que tendría que hacer para llegar a conseguir ese trabajo. Lo primero que tenemos que tener en cuenta a la hora de orientarnos de una forma adecuada es conocernos a nosotros mismos, nuestras capacidades e intereses. Sólo conociendo la combinación de todas nuestras dimensiones podemos saber a dónde orientarnos.
En el escenario del futuro los humanos y las máquinas conviviremos con absoluta normalidad en las empresas y en el mundo, complementándonos de forma natural.
