El mundo está cambiando. Si echamos la vista atrás, hace menos de diez años, muy pocas personas sabían de la existencia de las criptomonedas, los drones se utilizaban casi exclusivamente con fines militares e incluso era difícil imaginar que podríamos imprimir nuestro propio automóvil en 3D. Con este espíritu de transformación, las organizaciones deben esforzarse en realizar un cambio de mentalidad que incida positivamente en sus resultados. Porque la explosión de los datos, la rápida urbanización del planeta o el progresivo envejecimiento de la población son tendencias que, al tiempo de plantear indudables retos, ofrecen también enormes oportunidades.
De la economía circular a la ciber-resiliencia
Existen cinco nuevas formas de pensar que, por sus implicaciones en el futuro, serán fundamentales para el progreso de las empresas. La primera es empezar a “movernos en círculo”, ya que, con el ritmo de crecimiento actual, la población mundial llegará a alcanzar los 9.400 millones de habitantes sobre el planeta en el año 2050 y la clase media global repuntará (Según Brookings Institution Research), hasta los 160 millones en 2030. Esto lógicamente implicará prosperidad y, por consiguiente, mayor gasto en el consumo, que traerá consigo un incremento de las emisiones contaminantes y una demanda de agua que no se podrá cubrir. Esto significaría que, con el ritmo de crecimiento actual, necesitaríamos el equivalente a 2,3 planetas Tierra en 2050 para abastecer toda la demanda.
Afortunadamente, existe un modelo económico viable y opuesto al ciclo “fabricar, utilizar, desechar”, al que estamos hoy enganchados que es la Economía Circular, en la que las empresas transforman sus operaciones y modelos de negocio hacia una visión más eficiente, con menos consumo de energía y basado en una mayor reutilización de los recursos en un entorno en el que las materias primas son cada vez más escasas. Esto significa reinventar la forma en la que los productos son diseñados, fabricados, usados y reciclados. Como recompensa, las empresas que entren en la economía circular contribuirán a mejorar la sostenibilidad del planeta y al mismo tiempo que mejoran su propio rendimiento de negocio, su nivel de innovación y la satisfacción de sus clientes.
En la Economía Circular, las empresas transforman sus operaciones y modelos de negocio hacia una visión más eficiente
La segunda nueva forma de pensar se centra en ofrecer experiencias a los consumidores en lugar de productos y servicios. En los próximos años la Generación Z llegará al mercado laboral y habitarán unas ciudades cada vez más caras. Todo ello transformará nuestra forma de comprar, pero también las cosas que compramos, con una apuesta centrada en la personalización y la impresión 3D para la fabricación de productos a medida. La economía circular implica, además, un importante cambio en nuestra idea de “propiedad”, adquiriendo más servicios de pago por uso en lugar de la compra tradicional de productos o dispositivos.
En tercer lugar, deberemos pasar de la ciberseguridad a la ciberresiliencia. Nuestros dispositivos serán mil millones de veces más potentes dentro de una década de lo que lo son ahora. La inteligencia artificial nos introducirá en la era de la “omni-inteligencia”, con flujos de datos constantes que abarquen todos los aspectos de nuestra vida. Todo estará conectado bajo el dominio de las plataformas digitales y la constante amenaza de la ciberdelincuencia. Debemos reinventar nuestro enfoque de seguridad, pasando de la protección a la resiliencia. Hablaremos de dispositivos que se “curan” a sí mismos y que no solo son capaces de detectar una fuga de seguridad, sino de ponerle remedio antes de que se convierta en un problema.
Hablaremos de dispositivos que se “curan” a sí mismos y que no solo son capaces de detectar una fuga de seguridad
Como cuarta nueva forma de pensar, debemos destacar la necesidad de preparar y formar a los ciudadanos para el mañana y no para el presente. La rápida innovación que estamos viviendo, transforma casi cada día la manera en la que las personas trabajan, provocando la aparición de nuevos empleos y desplazando otros. No hay duda de que es algo bueno, ya que nos dará la oportunidad de ser más rápidos, más flexibles y más productivos. Debemos ser consciente de la nueva realidad que necesitarán las empresas y entre todos, fomentar el talento de las jóvenes generaciones y motivarlas para desarrollar esas capacidades necesarias para cubrir las demandas del mercado que ya está aquí.
Para terminar, el quinto y último consejo: tire el libro de instrucciones y anticípese al futuro. Debemos plantearnos cómo las tecnologías emergentes, desde la inteligencia artificial al Internet de las Cosas, pueden ayudarnos a reinventar el modo en el que hacemos las cosas. La impresión 3D es un buen ejemplo de una tecnología que transforma por completo los modelos de producción tradicionales. Da la vuelta al concepto que conocemos de diseño, producción y distribución de bienes. Las empresas pueden pasar del prototipo al producto final en menos de una semana. En definitiva, es vital que mantengamos la mente abierta, ante esta y otras muchas tecnologías que surgirán, y cambiemos nuestra forma de pensar para adaptarnos a la nueva era.