¿Quién nos lo iba a decir? A pesar de las dificultades ser emprendedor en España está de moda. Al menos si nos detenemos a seguir el rastro del dinero. De acuerdo con un informe publicado por Novobrief entre enero y octubre de 2015 la inversión en startups españoles alcanzó los 460 millones de euros, un 32,5% más de lo recaudado en todo 2014.
Sin embargo, más allá de estas halagüeñas perspectivas el acceso a la financiación sigue siendo uno de los principales obstáculos para activar y mantener con vida un proyecto. Uno de los problemas recurrentes del emprendedor es no saber qué puertas pertinentes tocar a la hora de buscar respaldo financiero para impulsar su negocio. Muchos acuden a grandes inversores sin la capacidad de demostrar que su idea puede convertirse en un proyecto de éxito y su propuesta es por tanto generalmente rechazada.
Es importante que el emprendedor valore en qué fase concreta del ciclo empresarial se encuentra su startup y adecuar la fuente de financiación al respecto, desde fondos propios, a aportaciones de familia o amigos, ayudas públicas o inversores privados.
Startupexplore identifica tres fases en las que puede encontrarse su startup. La primera de ellas es aquella en la que germina la idea del proyecto. Ahora hay que empezar a trabajar. Los ingresos no existen o apenas son testimoniales. Es el momento de que los propios impulsores del proyecto realicen la primera inyección de capital. También se recurre a las conocidas como 3F “Family, Friends and Fools”
La segunda fase tiene lugar cuando la startup ya está en marcha y activa en el mercado. Es la hora de las aceleradoras, los denominados fondos de inversión de business angels, los préstamos participativos y las ayudas públicas.
Estamos creciendo. Es el momento de seguir avanzando. Ha llegado el momento de jugar con fondos de capital riesgo emprendedor o venture capital.
