El año 2020 ha sacudido las finanzas de las pymes. También ha dejado “tocada” su liquidez y su capacidad para generar ingresos que mantengan a flote sus niveles óptimos de rentabilidad. Mantener la liquidez se ha convertido en uno de los principales retos en el ecosistema pyme, en estos momentos en los que la demanda ha bajado considerablemente.
Como explica Pablo Couso, director comercial de Datisa “a medida que la campaña de vacunación avanza y que las organizaciones plantean retomar cierta normalidad pre-covid, afloran los principales desafíos a los que deberán enfrentarse en los próximos meses. La mejora de la liquidez, especialmente en el entorno pyme, será la clave para impulsar la recuperación, aún cuando la demanda siga sin presentar un incremento sustancial”.
El director comercial de Datisa vincula la mejora de la liquidez a la eficiencia en la gestión de las operaciones. Alejándose de una visión estrictamente financiera, explica que las pymes deberán poner el foco en la gestión del activo circulante. Y, para ello, deberán planificar y gestionar bajo el paraguas de la rentabilidad y la eficiencia, tres elementos clave:
- Saldos de clientes
- Flujo de caja
- Stocks
La gestión de estos elementos es clave para mejorar la liquidez. Lo son porque en sí mismos, todos ellos, son activos líquidos y/o semi-líquidos, íntimamente relacionados entre sí.
Por lo tanto, cualquier iniciativa encaminada a mejorar la liquidez, implicará una gestión coordinada de estos tres aspectos críticos del negocio. Y, como insiste Pablo Couso, “cualquier decisión que se tome en cualquiera de estos ámbitos no será una decisión únicamente financiera. Más bien responderá a una estrategia común y coordinada entre las diferentes direcciones del negocio: finanzas, compras y comercial”.
Ahora bien, para coordinar estas tres áreas las pymes que quieran mejorar la gestión de su liquidez en momentos de baja demanda deberán implementar el cambio cultural que supone la conexión interdepartamental. Y la toma de decisiones conjunta. La dirección financiera, tiene, en estos momentos, el enorme reto de liderar internamente el cambio. Practicar una evangelización activa que permita operar de manera coordinada para optimizar la gestión de la liquidez.
Por otro lado, las pymes deberán tener en cuenta que, personas y tecnología se mueven en la organización dentro del marco de los procesos. Por lo que estos, deberán ser precisos, eficientes y rápidos. Para ello, la organización deberá explotar al máximo el potencial de la tecnología con la que cuente. Actualmente, el ERP, como software de gestión integral ofrece la cobertura funcional óptima para impulsar la necesaria coordinación entre las tres áreas.
Si se combina además el ERP con herramientas de Business Intelligence, las direcciones generales, comerciales, de compras, etc, podrán tener a la vista en cualquier momento indicadores de negocio que les son muy naturales, cuyo comportamiento está estrechamente vinculado con la salud de la liquidez y tesorería de la empresa.
Más allá de este cambio operativo y funcional, la firma española de ERP para pymes apunta los siguientes consejos prácticos para mejorar la liquidez incluso cuando la demanda es baja:
- Analizar y controlar el período medio de pago a proveedores y de cobro a clientes.
- Equilibrar la posición financiera ajustando las fechas de cobro y las de pago.
- Evaluar y gestionar el stock conforme a criterios de maximización de rentabilidad. Identificar posibles “fugas” de dinero y establecimiento de medidas de reposición adecuadas.
- Reducir los gastos impacta directamente sobre la rentabilidad. Ahora bien, para reducir los gastos habrá que tener claro dónde, cómo y cuánto. La analítica de costes que proporciona un ERP facilitará la toma de decisiones respecto a la política de recortes.