Fundaste Fever cuando tenías tan solo 19 años, ¿cómo fue la experiencia? ¿Fue la edad un obstáculo?
Montar una empresa siendo joven tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Por un lado, no tienes miedo a equivocarte y a moverte rápido. Además, típicamente tienes muchas menos obligaciones a nivel personal y familiar, y por lo tanto mucho tiempo para ser dedicado al trabajo. No obstante, la madurez y el crecimiento personal juega un factor clave a la hora de construir una compañía sólida en el largo plazo, y es por ello que debes rodearte de un buen equipo con experiencia para ayudarte en aquellas áreas más sensibles. En mi experiencia personal, estar cerca de personas con muchos conocimientos fueron clave para el éxito de Fever, así como creo que lo está siendo para el de Reby y cualquier proyecto en el que me embarque.
¿Por qué decidiste emprender en lugar de seguir con la vía tradicional de trabajo por cuenta ajena, qué te hizo dar el paso?
“Me convertí en emprendedor prácticamente por casualidad. Tengo mucho interés en rodearme de personas con ambición y ganas de cambiar el mundo. Creo que estar rodeado de personas con buena energía es imprescindible para construir organizaciones con ambientes de trabajo sanos, y ello atrae al mejor talento. Emprender fue la evolución natural para seguir rodeándome de ese tipo de talento. Si no estuviera emprendiendo, probablemente seguiría estudiando o investigando en el entorno universitario.
Ahora tienes 26, y estos últimos años han sido muy prolíficos en tu carrera, ¿cuál es el proyecto del que estás más orgulloso y por qué?
Es muy difícil para mí quedarme con un solo proyecto. Fever fue la primera vez que emprendí y participé en la construcción una organización significativa, y eso me hace especial ilusión. Cuando trabajé en el entorno de gestión público-privada con la Fundación Mobile World Capital, aprendí sobre muchos otros temas que desconocía: derecho administrativo y regulatorio, colaboración público-privada con empresas, cómo funciona el entorno ciencia-empresa, cómo detectar aquellos proyectos en los que merece la pena invertir.
La verdad es que en los últimos años he tenido mucho interés en conocer los distintos actores que participan en el éxito de una empresa, bien como inversor, emprendedor o facilitador. Tengo la sensación de que he tenido mucha suerte y me siento muy agradecido por haber podido colaborar en la transformación digital de empresas enormes como Asics o Prisa, en sectores que particularmente me interesaban.
La experiencia de Reby creo que refleja mi apuesta por un sector que debe ser regulado y abrazado por las autoridades locales. Necesitamos más personas pensando en el futuro de las ciudades y en eliminar la contaminación de las calles.
¿En qué te fijas a la hora de invertir en una nueva startup, qué es lo que estás buscando?
Típicamente detecto sectores que me interesan, e intento leer y aprender lo máximo posible sobre ellos. Hasta ahora, he invertido en startups de sectores muy diferentes, como el inmobiliario enfocado a tecnología (Sheltair, de reutilización de espacios), las dinámicas de la generación Z (Vitcord, de vídeo colaborativos), la industria cinematográfica (Filmarkethub, plataforma que conecta guionistas y productores), la eficiencia en costes en el sector de la salud (RheoDX, análisis de sangre en dos minutos), el cambio climático (Reby, diseño, fabricación y distribución de vehículos de movilidad compartida) o el futuro de la comida (Instamaki, cocinas fantasma).
¿Cómo valoras la situación del emprendimiento español, es fácil, sobre todo para le gente joven, arrancar con un proyecto? ¿Es más fácil ahora que cuando lanzaste Fever?
Arrancar con un proyecto siempre es difícil. Es cierto que hoy en día existen muchas más herramientas e información en internet para aprender sobre qué debes o qué no debes hacer. La única forma de aprender es probando y equivocándote mil veces. No existe una fórmula mágica.
¿Qué consejos darías a todos aquellos jóvenes con buenas ideas, pero que aún no se atreven a dar el paso para emprender, ya sea por cuestiones financieras o burocráticas? ¿Cómo impulsar la tecnología y el emprendimiento entre las generaciones más jóvenes?
Me siento muy orgulloso de participar en The Collider, un proyecto de la Fundación Mobile World Capital que, a través de la transferencia de tecnología, genera nuevas compañías junto a científicos y universidades, con patentes que de otro modo se quedarían en un cajón.
A los jóvenes les diría que intenten conseguir aprender lo máximo que puedan. Si todavía no se animan a dar el paso de trabajar por cuenta ajena, que busquen trabajo en empresas pequeñas donde puedan tener mucha visibilidad y desarrollarse a nivel profesional.
¿En qué consiste Reby, tu último proyecto?
Reby es una empresa de prevención contra el cambio climático. Diseñamos, fabricamos y distribuimos vehículos de uso compartido en las ciudades. Operamos en las ciudades de Barcelona, Zaragoza y Gijón. Esperamos poder seguir creciendo en otras ciudades del Sur de Europa, porque creemos que esta es una verdadera solución para eliminar la contaminación y los coches de las calles. Por el momento, hemos empezado con patinetes eléctricos de larga duración y ecológicos (nuestros vehículos aguantan más de 9 veces los de la competencia). Continuaremos nuestra evolución hacia otros métodos de transporte, como bicicletas o coches, todos con la misma filosofía.
Después de tan espectacular despegue en tus primeros años de carrera, ¿qué podemos esperar ver de ti en los próximo años?
Espero poder seguir trabajando en proyectos que puedan cambiar el mundo, con equipos ambiciosos y retos extraordinarios.