El 1 de Febrero de 2014 se marcará en el calendario como una fecha de cambios para entidades bancarias, empresarios, autónomos y particulares. Ese día se implantarán los nuevos estándares SEPA con la adopción del Reglamento CE 260/2012 donde cambiará el actual sistema de transferencias y adeudos nacionales. Sorpresa o no para muchos, más que un mero cambio burocrático estipulado por la Unión Económica y Monetaria Europea, significa llevar a cabo un desarrollo de actualizaciones completas de millones de software informáticos adaptados a las nuevas necesidades de la economía.
La Unión Europea apostó por la creación de un mercado único para todos los países vecinos y el Euro fue el resultado de aprobación de cientos de asambleas institucionales que buscaban un acuerdo sin rendirse a atesorar la mejor posición entre todos los integrantes. La Unión Europea inició un sistema derivado para los pagos en efectivo, la laguna radicaría en los cobros a través de los recibos domiciliados o cargados en cuenta. La SEPA aterriza en los países miembros como solución, donde ciudadanos, empresas y otros agentes económicos pueden hacer y recibir pagos en euros en igualdad de condiciones, derechos y obligaciones con independencia de su ubicación sin implicaciones tasariales.
Este nuevo escenario trae consigo nuevas normas que deben ser cumplidas por los proveedores de servicios de pago y como todo cambio, atrae incertidumbre y desconocimiento, donde si además lo integramos en un contextos bancario, la confluencia de poco entendimiento podría albergar más de un fallo por usuario. La SEPA se servirá de tres instrumentos para la armonización de pagos: las transferencias, los adeudos domiciliados y las tarjetas de pago. La clave de todo este embrollo es evitar la devolución de miles de pagos, ya que también está en proceso de implantación por parte de entidades de crédito, esquemas y procesadores de tarjetas para los pagos por tarjeta.
El objetivo es crear un formato único de procedimientos de pago para 33 países, pero todo ello supone un restablecimiento de los sistemas actuales sin precisión por poca información. Las transferencias SEPA se realizarán entre cuentas identificadas mediante el código IBAN, facilitado por el ordenante, sin verificaciones adicionales por parte de las entidades para procesar la operación. El código IBAN supone sumar 4 números más al actual número de cuenta bancaria, 4 caracteres más en recibos y facturas, cuarto espacios que influirán en la confirmación o no de los pagos, y por consiguiente, en posibles esperas para el cobro.
Otra novedad, es que el concepto de transferencia podrá tener una extensión máxima de 140 caracteres. Un poco escueto cuando al recibir el cobro del emisor, gusta saber la procedencia y el asunto, como en el recibo de la luz, donde hasta ahora nos detallan consumo; o el recibo del seguro del coche, en el que nos detallan fechas importes; o el del IBI de los inmuebles; o los recibos de la comunidad en el que nos detallan cuotas, derramas… A pequeña escala, sólo en una comunidad de vecinos la cadena de recibos entre propietarios y administradores sin una regla unificada causaría un pequeño caos dentro de una pequeña comunidad, avivando fronteras, multipliquemos esas comunidades por todos los países integrantes de la UE. Propulsemos cambios, pero votemos por hacerlo con orden, organización y regulación, repetir errores de pasado, y más en estos momentos, no favorecerá una concordancia para el crecimiento.