¡Qué siga el espectáculo!

El año pasado se produjo una serie de desastres naturales que demostró la importancia de una buena planificación de la continuidad de las actividades. Mark Dixon, director ejecutivo de Regus Group plc, sugiere algunos métodos a prueba de desastres.

Publicado el 24 Jun 2010

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En un mundo urbanizado e industrializado es fácil pensar que se controla el entorno de trabajo. Pero entonces sucede lo imprevisto: un terremoto, el virus H1N1, etc. ¿Qué hacer para que la empresa continúe funcionado durante o después de una crisis?

1.Planifique antes, y no durante un desastre. Las consecuencias de no planificar la recuperación tras un desastre pueden ser funestas. Cuando se produce una catástrofe muchas empresas no pueden volver a abrir o cierran en los siguientes dos años.

2.Planifique correctamente y formalice sus planes. El 34% de las empresas cita la recuperación del lugar de trabajo como su mayor problema técnico al crear un plan empresarial. La falta de éste puede dañar la empresa. En los procesos de licitación de las grandes empresas se exige, cada vez más, un plan de continuidad de la actividad.

3.Piense en el espacio que necesita. Una solución habitual es usar ‘centros de reserva’ para garantizar el acceso a los sistemas de información esenciales. Pero quizá no necesite un centro de reserva, sino simplemente acceder rápidamente a espacios de trabajo adecuados.

4. Busque calidad y capacidad. Es importante encontrar espacios con un alto nivel de calidad. Los centros de reserva deberían tener la misma calidad en cualquier sitio.

5. Sea flexible. Otra forma de simplificar es cambiar la forma de usar el espacio. Un personal móvil y flexible la reduce la dependencia de las ubicaciones centrales. El trabajo flexible tiene como ventajas la posibilidad de reducir los costes inmobiliarios hasta en un 60% y mantiene motivada a la plantilla.

6. Cuide el medio ambiente. Las soluciones habituales de continuidad implican largos traslados para los empleados. Estas opciones no son buenas ni para la productividad, ni para el medio ambiente. El trabajo flexible y móvil hace innecesarios los largos viajes y reduce el impacto ambiental y los costes inmobiliarios.

En vista de todo ello, cualquier solución que aborde tres de los grandes desafíos empresariales del siglo XXI (sostenibilidad, costes y planificación de la continuidad de las actividades) merece la pena ser tenida en cuenta.

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Cristina Albarrán

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