El trabajador flexible

Philippe Jiménez, presidente de Regus Iberia

Publicado el 10 Mar 2010

Nos hallamos inmersos en una revolución laboral que está cambiando funcionamiento de las organizaciones, la manera de vivir de la gente y el modo en el que nos relacionamos con el medio ambiente. Cada vez hay más personas que no van a trabajar; el trabajo viene a ellas.

La tecnología, cómo no, ha sido el catalizador. Gracias a ésta se pueden comparar diferentes ideas e intercambiar documentos electrónicamente, realizar trabajos a distancia y comunicarse por el teléfono móvil, ya no hay necesidad de estar presentes en un mismo lugar. Las viejas jerarquías se están resquebrajando y las rutinas de siempre van perdiendo su importancia.

Lo que hace de esto una tendencia irrefrenable es que constituye el núcleo de la actividad empresarial en cualquier parte del mundo. Estamos viendo cómo la expansión del trabajo flexible está cambiando la naturaleza de las empresas, impulsando la nueva economía y ayudándonos a decidir cómo queremos vivir.

El trabajador flexible de la actualidad también es un empleado, aunque en una forma muy diferente de la tradicional relación entre empresa y empleado. La diferencia de hoy estriba en que el poder no pertenece ni a la organización ni a la empresa, sino a los propios trabajadores flexibles.

Las empresas progresistas reconocen este desplazamiento del poder y están dispuestas a cambiar sus modelos organizativos para atraer a las personas más capaces y brillantes. IBM deja a casi el 40% de su plantilla que trabaje desde casa si así lo desea, y KPMG ofrece la misma opción a aproximadamente 5.000 de sus trabajadores en el Reino Unido.

El trabajo flexible no sólo favorece a la mujer. Favorece a cualquiera que tenga dificultades para llegar a un lugar de trabajo cinco días a la semana (padres, cuidadores o personas con discapacidad). La nueva clase trabajadora es cada vez más diversa, y es lo mejor que podría ocurrir.

Como ya he dado a entender, el trabajo flexible o el trabajo desde casa no es necesariamente fácil. Muchos empresarios de éxito estarían dispuestos a confesar haber sufrido algún tipo de “locura” a causa del aislamiento cuando lucharon por sacar adelante sus modelos, planes y maravillosas ideas empresariales desde la soledad de sus retiros.

Cada vez hay más empresas, planificadores y gobiernos que, por otro lado, explotan las posibilidades que ofrecen no sólo las redes sociales electrónicas, sino también los lugares de reunión, cafeterías y centros de negocios, sitios en los que la gente se suele reunir para compartir ideas, quejarse, simpatizar y conocerse. Puede que estemos buscando el equivalente moderno al foro romano, y ésta es un área en la que Regus está haciendo un trabajo pionero al crear centros de negocios en áreas que anteriormente habían sido residenciales.

En ésta y en otras muchas formas se puede ver cómo el trabajo flexible es cada vez más popular, sostenible, inevitable y deseable.

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Juan Cabrera

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