Con el inicio del nuevo año, llega el momento de hacer balance del anterior repasando los objetivos que hemos logrado y de planificar los nuevos. Del mismo modo que lo hacemos los adultos, se trata de la ocasión perfecta para que los niños establezcan sus propias metas y propósitos. Los más pequeños se enfrentan a este nuevo año con ilusión tras un 2020 atípico, por ello, planificar una serie de objetivos a lograr será clave para su autoconfianza y crecimiento personal.
Para los niños, la satisfacción personal que genera darse cuenta de que pueden cumplir pequeños retos es muy importante, y depende en gran medida de su propio esfuerzo. Por ello, será esencial el apoyo de los padres para ayudar a los pequeños en la consecución de sus metas. La mejor forma de hacer los propósitos realidad pasa por la elaboración de un buen método y de establecer objetivos claros y realistas.
“La planificación de objetivos es una manera de trabajar con los niños su perseverancia, su resistencia a la frustración y su autoconfianza. La consecución de esos retos les hará sentirse responsables, se sentirán satisfechos y aumentarán su autoestima y bienestar. No se trata de cargar a los niños de responsabilidades ni metas imposibles que les hagan frustrarse consigo mismos por no conseguirlas, sino de ayudarles a elegir objetivos alcanzables con los que se sientan ilusionados y que les den aún más ganas de afrontar nuevos retos”, señala Ana Herrero, psicóloga y coordinadora del Departamento de Orientación del grupo Brains International Schools.
La planificación es uno de los aspectos esenciales del estudio, puesto que permite una óptima gestión del tiempo y ello repercutirá en el buen desarrollo del resto de actividades del alumno, tanto académicas como de ocio. La labor de los padres es propiciar la adopción de hábitos organizativos tanto en el plano académico como de su tiempo libre, haciendo de este modo el ejercicio de planificación más liviano y fácil de interiorizar. “En este sentido, si aprenden a ser organizados en aquello que les divierte, interiorizan buenos hábitos que luego podrán aplicar en sus estudios, en el trabajo y en la vida en general”, concluye Ana Herrero.
La mayoría de las actividades que realizan los niños tienen como requisitos en común la planificación y la práctica. A pesar de que en los primeros cursos son los padres los encargados de la organización de los pequeños, a partir de cierta edad los alumnos también puedan asumir parte de dicha responsabilidad aprendiendo a planificar su tiempo. Ana Herrero propone una serie de herramientas que permiten la buena gestión del tiempo y harán que los niños se sientan mejor consigo mismo al ver cómo van completando los pasos, metas y objetivos que se propusieron:
- Agenda personal: una agenda en la que reflejar la lista de tareas y propósito a cumplir. Los pequeños podrán recurrir a esta agenda para no olvidarse de ninguna de las tareas que han planificado e ir tachando aquellas que vayan logrando. De esta manera, podrán ir viendo cuántos objetivos están logrando, lo que les resultará motivante. Pueden decorarla con colores y pegatinas para que el momento de planificar sea más divertido.
- Plantilla de calendario semanal: otra gran idea es enseñar a nuestros hijos a diseñar su propio calendario, lo que les ayudará a crear una rutina y a establecer los objetivos por semanas asignando a cada tarea el tiempo necesario. Lo más cómodo es realizar una planificación diaria completando una semana entera.
- Apps: para los más mayores, existen aplicaciones móviles que permiten llevar siempre encima una lista de las tareas pendientes y los hábitos que quieren conseguir cada día. Al igual que con la agenda personal, estas aplicaciones permiten a los jóvenes definir claramente sus objetivos, organizar y priorizar las tareas pendientes y también contabilizar los propósitos ya logrados. Pueden utilizar apps integradas como Calendario y Recordatorios en las plataformas de aprendizaje que se utilizan en los centros educativos (como iTunesU o Teams). Apps como Habitica, TickTick: Tareas & Calendario y Do! son también una buena alternativa.