Así afectan luz, temperatura, aire o pantallas en la oficina

La startup española Geeksme ha desarrollado el caso de uso Universall Space, una solución IoT que permite monitorizar y analizar los entornos de trabajo para hacerlos más sostenibles y productivos

Publicado el 26 Abr 2019

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En numerosas ocasiones, los trabajadores se sienten fatigados, sufren jaquecas, molestias oculares o desánimo en el entorno laboral. Aunque la situación personal o cuestiones de motivación profesional pueden influir en ese estado de ánimo o físico, son numerosos los estudios que demuestran que factores como la luz, la temperatura o la calidad del aire pueden ser determinantes para el bienestar de los trabajadores.

La startup española del Internet de las Cosas (IoT) Geeksme ha desarrollado el primer ecosistema IoT capaz de convertir cualquier objeto o entorno en inteligente. Dentro de sus múltiples casos de uso, se destaca Universall Space, capaz de monitorizar y analizar el entorno de trabajo (calidad del aire, luz, temperatura, humedad, productividad de las sillas, ventanas, puertas, etc.), por lo que la compañía ha identificado cómo afectan distintos factores a la felicidad de los empleados:

La luz, mejor natural

  • Mejora el sueño: investigadores de la Universidad norteamericana de Northwestern, en Orlando (Florida) y la Academia Americana de Medicina del Sueño recomiendan que la fuente de iluminación en una oficina sea natural, ya que ayuda a conciliar mejor el sueño por la noche, así como a un descanso más prolongado.
  • Más activos y productivos: la luz natural también redunda en una mayor actividad y eficacia a la hora de resolver problemas y situaciones difíciles. El profesor de la Escuela de Medicina de Harvard y neurocientífico Steven Lockley afirma que una luz más brillante y azul durante el día estimula el cerebro, lo que permite aumentar la atención y mejorar las funciones cognitivas, consiguiendo ser más productivo. En este sentido, según una encuesta elaborada por YouGov entre más de 16.000 personas de todo el mundo, 7 de cada 10 personas consideran que la luz natural tiene una influencia positiva en su productividad.
  • Mejoras en el humor y la salud: además, hay que tener en cuenta los cambios que se producen en la luz y el clima a lo largo del año, puesto que estudios llevados a cabo en la Universidad de Southampton, Inglaterra, revelan que aproximadamente el 90% de las personas experimentan cambios sutiles en el estado de ánimo, la energía y el sueño cuando cambia la estación debido a las alteraciones de luz y clima. Además, esta luz aporta al organismo vitamina D, con numerosos beneficios y efectos sobre el organismo, como la producción de calcio o el sistema inmunitario. De esta forma, teniendo en cuenta que pasamos unas 8-9 horas en la oficina, los beneficios de disponer de luz natural para la salud pueden ser más que notables.

Temperatura

  • La temperatura óptima nos relaja: es importante vigilar la temperatura adecuada en el entorno de trabajo. Y no únicamente el frío en invierno, sino también el calor. El profesor Christopher Lowry de la Universidad de Colorado llevó a cabo una investigación, mediante la que consiguió demostrar que las temperaturas moderadas acompañan a un buen estado de ánimo, ya que la sensación ligera de calidez crea sentimientos de relajación y bienestar.
  • El calor nos pone de mal humor: por contra, este efecto calmante del calor desaparece cuando la temperatura asciende a unos límites, como los 40º, cuyo efecto es, entre otros, la irritación. A este respecto, la Universidad de California, en Berkeley, confirmó la relación entre las altas temperaturas y la violencia.
  • El frío puede provocar desigualdad: según un estudio publicado en Nature Climate Change en 2015, el cuerpo de la mujer precisa de 3 grados más de temperatura que el del hombre para tener una sensación de normalidad. De esta forma, el abuso del aire acondicionado en la oficina puede provocar una situación desagradable de desigualdad.

Calidad del aire

  • Malo para la salud de los trabajadores: cuidado con la contaminación en las ciudades, el abuso de los climatizadores, muebles viejos, limpieza deficiente o sistemas de ventilación inadecuados. Trabajar en un ambiente interior tóxico puede provocar problemas respiratorios, estornudos, tos, congestión nasal e incluso puede derivar en enfermedades respiratorias y cardiacas. De hecho, un estudio elaborado por la Universidad de Surrey en Guildford (Reino Unido) asegura que la respiración de aire contaminado dentro de edificio provocó 4,3 millones de muertes en todo el mundo solo en 2012. Así, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha acuñado el término “síndrome del edificio enfermo” para referirse a las patologías que se producen por este motivo.
  • Malo para la productividad: más allá de las enfermedades que causa una mala calidad de aire dentro de la oficina, es algo que incide directamente en la productividad. Una investigación de la universidad de Harvard descubrió que las personas que trabajan en zonas limpias muestran puntuaciones dos veces más altas en cuanto al funcionamiento cognitivo, la toma de decisiones, la creación de estrategias, la planificación y el uso de la información, que las que no disfrutan de un entorno limpio.

Sedentarismo

  • Cada vez más sedentarios: más de un cuarto de la población mundial, un 27,5% no realiza la actividad física necesaria diaria, poniendo su salud en riesgo. A este respecto, el 80% de los españoles pasa un tercio del día en la silla y el consejo de la OMS es realizar un pequeño paseo cada 30 ó 60 minutos, como máximo.
  • Mayor probabilidad de enfermedades: la Organización Mundial de la Salud (OMS) elaboró a final de 2018 el primer macroestudio de escala global para analizar la evolución de la actividad física de las personas de todo el mundo y de sus conclusiones se extrae que los puestos de trabajo sedentarios, como los de oficina, propios de los países ricos, han dado lugar a que puedan desarrollarse más de una treintena de enfermedades y trastornos crónicos.

El peligro de las pantallas

  • Cada vez más presentes dentro y fuera de la oficina: mientras que hace 30 años trabajar delante de un ordenador no era la norma, actualmente la mayoría de trabajos en las ciudades implican hacerlo en mayor o menor medida. Y no es algo que además trasladamos a nuestra vida privada. Además, según la encuesta de 2018 de Eurostat sobre el uso de tecnología en Europa, pasamos entre dos y tres horas cada día frente a una pantalla cuando salimos del trabajo.
  • Descanso obligatorio; la regla 20-20-20: en este sentido, trabajar frente a pantallas, como el móvil, el portátil, la tablet o el ordenador, implica un alto esfuerzo ocular y puede provocar dolores de cabeza. Se recomienda tener una fuente de iluminación adicional, ya que los ojos están preparados para recibir la luz de forma indirecta, con la luz que rebota en los objetos del entorno y no de forma directa, como sucede con estas pantallas. El oftalmólogo Jeffrey Anshel creó una regla 20-20-20, que hace referencia a que por cada 20 minutos que se fije la vista en una pantalla, se mire a una distancia de 6 metros (20 pies) durante 20 segundos.

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Redacción TICPymes

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