A nadie le gusta fracasar. Nos hace sentir vulnerables, nos avergüenza y nos coloca ante el rechazo real o imaginario del otro.
Para conseguir la libertad que deseamos y el éxito en la vida se debe pasar por muchas experiencias negativas, primero, porque siempre se dan y segundo, porque es precisamente cuando más aprendemos. Es imposible ser un buen fontanero si no has picado cien veces tuberías o es imposible saber esquiar bien si no te has caído un puñado de veces.
«Fracaso» es una palabra maldita y tenemos que eliminarla del vocabulario. Nuestra sociedad estigmatiza el fracaso, pero nadie aprende a andar sin antes haberse caído muchas veces. Es una experiencia considerada negativa pero que no lo es y tenemos que aprender de ella. Muchas personas no pasan a la acción por miedo al fracaso y eso es un problema grave.
Ahora bien, las razones por las que las personas fracasan arrojan un asombroso parecido de familia: falta de experiencia (el campo en que uno quiere prosperar no se conoce lo suficientemente bien) o falta de costumbre(faltan repeticiones de jugada). Así pues, si entendemos que en una trayectoria empresarial es requisito indispensable para triunfar y que no hay trayectoria sin experiencia o sin repeticiones suficientes, deducimos que los reveses son el material que cimienta los triunfos.
No hay que temer a equivocarse y por eso propongo 3 consejos para enfrentarse al fracaso y superarlo cuando este suceda:
- Los fracasos son una oportunidad para aprender. Aprende de ellos y sigue adelante. No olvidemos que el fracaso forma parte de la curva del aprendizaje. Analízalos y propon acciones de mejora
- Rodéate de personas positivas que te contagien su actitud y trasmitan su positividad. Así tendrás la energía necesaria para levantarte cada vez que te caigas y seguir adelante.
- No tengas miedo de volver a intentarlo porque repetirlo te conduce por el buen camino.
En rigor, llamaríamos fracaso a la experiencia de la que no hemos sido capaces de extraer conclusiones o a aquella en la que nos hemos quedado detenidos, abatidos e inhabilitados para volver a intentarlo. No volver a intentarlo es la forma en que el fracaso hace valer su soberanía.
Os invito a pasar a la acción y que no tengáis miedo, cuanto antes te equivoques mejor, aprenderás del error y continuarás creciendo. La parálisis si es fracaso. La palabra fracaso hay que eliminarla del vocabulario.