Para crear empleo y mejorar la riqueza de un país es esencial contar con emprendedores que creen empresas. Una investigación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) ha estudiado los factores que motivan a los individuos a emprender, y demuestra que elementos como el conocimiento financiero y numérico, así como la confianza de cada persona en sus capacidades, son primordiales para que los individuos se lancen a crear su propio negocio.
Los resultados, que se publicaron en la revista científica The Journal of Entrepreneurship, ponen de relieve la necesidad de mejorar, por lo tanto, estos conocimientos para favorecer un entorno emprendedor. “Es necesario promover conocimientos financieros y habilidades numéricas en las universidades y en los entornos educativos”, dice Elisabet Ruiz, investigadora del grupo DigiBiz de la UOC y autora principal del estudio. “Sin embargo, también hay que trabajar la autoconfianza, ya que estos son los elementos que ayudan a que las personas tengan más ganas de crear negocios”, añade.
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Conocimientos financieros insuficientes
El estudio, que se basó en una encuesta que se realizó a 322 personas de una universidad en línea, reveló que la mayoría de los encuestados, sin embargo, carecían de buenos conocimientos financieros y numéricos, así como de capacidad de evaluar bien los riesgos, factores esenciales para un emprendedor. Estos datos coincidían con los estudios mundiales que ha realizado la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que destacan la necesidad de mejorar el conocimiento en materias financieras.
Como muestra el estudio, se trata de un aprendizaje fundamental. Aunque la autoconfianza (entrepreneurial self-efficacy en inglés) sigue siendo un elemento esencial para que los individuos decidan comenzar un negocio, la investigación reveló que las habilidades financieras y numéricas pueden suplantar la falta de confianza en uno mismo sobre las capacidades de emprender.
Otros factores que el estudio identificó como importantes para empezar un negocio son la percepción de oportunidades, un contexto social en el que emprender se considere positivo y haya ejemplos cercanos que sirvan de modelo, o la correcta evaluación del riesgo. El género o estar desempleado, sin embargo, no aparecieron como factores relevantes para emprender.
“En otro estudio posterior sobre la capacitación financiera sí que encontramos diferencias entre los hombres y las mujeres”, dice Elisabet Ruiz, tambien profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC. “Vimos que los hombres están más dispuestos a invertir en formación financiera que las mujeres. También que los hombres, en general, suelen tener mayores niveles de autoconfianza en estas habilidades, lo cual podría explicar por qué las mujeres suelen emprender menos o tienen más problemas para acceder a los mercados financieros”, afirma.
Varios tipos de motivaciones
Una de las novedades de esta investigación es que, para estudiar los factores que favorecen el emprendimiento, se tuvieron en cuenta tanto los aspectos subjetivos (percepción personal de la capacidad emprendedora) como los objetivos (conocimientos financieros, habilidades numéricas y capacidad de evaluación de los riesgos). El resultado es que descubrieron que había tres grupos distintos de emprendedores, cada uno con sus propias características, que se diferenciaban por sus habilidades y por lo que les motivaba a emprender.
Los individuos que tenían mayores habilidades financieras y una buena autoconfianza solían tener motivaciones más sociales que los que tenían peores conocimientos objetivos. Quienes tenían una buena percepción de sus habilidades pero no puntuaban bien en sus conocimientos financieros y numéricos encontraban más motivación en la identificación de las oportunidades en el mercado. Finalmente, los que tenían niveles bajos de habilidades subjetivas y de conocimiento creaban negocios, sobre todo, por encontrarse en un contexto donde había modelos de referencia, como familiares o amigos.
Al contrario de lo que postulaban las teorías tradicionales, los emprendedores no solo se mueven por cuestiones económicas, sino que sus motivaciones son muy variadas e incluyen aspectos como la falta de oportunidades laborales, la insatisfacción con el trabajo actual, la búsqueda de independencia o el deseo de cubrir alguna necesidad social.