Las medidas de desescalada se han empezado a aplicar progresivamente en todo el país, con el fin de llegar a los meses de verano a lo que se conoce como “nueva normalidad”. Todo apunta a que las zonas más damnificadas serán las grandes urbes como Madrid o Barcelona en las que la permisividad de ciertas actividades que implican el primer acercamiento social llegarán con un poco más de demora que en el resto del país. Con estas circunstancias, son muchas las familias las que han puesto el punto de mira en la España rural, en aras de una mayor tranquilidad y seguridad.
La ausencia de grandes aglomeraciones, zonas verdes para pasear y un nivel de vida más barato que en la ciudad, lo que también se nota en el precio de los alquileres, son algunos de los factores que animan a la población a interesarse por una vivienda en un municipio rural. Tanto es así, que el sector inmobiliario dedicado a esta sección del mercado ha confirmado el incremento del interés de este tipo de viviendas. Concretamente, Aldeas Abandonadas ha confirmado un repunte en el interés por el rural gallego de más de un 30% durante estas últimas semanas.
Además, a esta tendencia se une la decisión de algunas compañías de establecer el teletrabajo como algo permanente, tras el éxito demostrado como medida circunstancial establecida durante estas semanas de confinamiento, lo que podría sentar precedente tanto en el panorama español como mundial y empujar a otras empresas a situarse en esa misma tesitura. Twitter ha sido una de las primeras multinacionales en dar un paso adelante en favor de esta decisión, lo que se traduce en que sus miles de empleados no tienen que permanecer en el lugar donde se sitúan las oficinas y se abre, por tanto, una ventana para el posible desplazamiento a zonas alejadas de la ciudad y a todas las limitaciones que se presentan en las urbes durante la gestión de esta crisis. Con estos antecedentes, el trabajo a distancia en España experimentó un considerable crecimiento a raíz de la pandemia, al elevarse a un 34% del total de los ocupados .
Esta realidad implica dejar atrás el teletrabajo como disposición adoptada por una minoría de empresas como parte de sus políticas de conciliación laboral, tal y como se concebía antes de la llegada del coronavirus, o como medida de emergencia con la llegada de la pandemia, y consolida la necesidad de una conexión a Internet de calidad en todos los rincones del país. Según el informe “Cobertura de banda ancha en España en el año 2019” , el porcentaje de cobertura de las redes de banda ancha mayor o igual a 30 Mbps, que es la velocidad mínima recomendada por la UE, alcanza al 94% de la población española. Esta cifra implica que existen todavía 2,8 millones de ciudadanos sin esa conexión. Aunque las razones son diversas, la baja densidad de población y la orografía del terreno son dos de los motivos principales que explican esta situación.
La ausencia de infraestructuras para una red de calidad es una reivindicación que la España vaciada lleva años denunciando y esto explica por qué la conexión vía satélite, que solo necesita acceso al cielo para funcionar, puede ser vital para solucionar su situación. Estamos ante una etapa de oportunidades, pero también de desafíos, para la España vaciada. Es el momento de reivindicar y apostar por sus fortalezas y también el de atacar de una vez por todas sus debilidades.