Tras la reunión que tuvo lugar a principios de este mes de noviembre y a la que asistieron los ministros de Economía y Finanzas del Eurogrupo, Pierre Moscovici, comisario europeo de Economía, se atrevió a señalar que la implantación de la tasa Tobin parece estar más cerca que nunca. En un tercer intento por establecer este impuesto, Bruselas espera presentar un proyecto legislativo antes de que finalice el año.
¿En qué consiste este impuesto europeo?
Dicen que a la tercera va la vencida y esta vez Bruselas parece más convencida que en ocasiones anteriores respecto a que la implantación de la tasa Tobin tendrá lugar en un futuro próximo. El primer intento fallido para establecer esta tasa impositiva en todos los países de la Unión Europea fue en el año 2011. Dos años más tarde, la propuesta se redujo a 11 países, con Alemania y Francia a la cabeza y el apoyo un tanto forzado de España e Italia; pero el plan tampoco llegó a prosperar. En esta última tentativa (y se espera que sea la definitiva), son 10 los países que conforman la Unión Europea los que esperan que este proyecto siga adelante y acabe por consolidarse.
La tasa Tobin es un impuesto de entre el 0,1 % y el 0,25 % que se aplicaría a todas aquellas transacciones financieras que tengan lugar en los siguientes 10 países europeos: Alemania, Francia, Italia, España, Portugal, Grecia, Austria, Bélgica, Eslovenia y Eslovaquia. Por el momento, afectaría a la compra-venta de acciones de empresas las cuales hayan sido emitidas en los territorios que se han mencionado anteriormente. Asimismo, está previsto que se aplique esta tasa impositiva sobre los derivados financieros (productos financieros cuyo valor se encuentra referenciado a los precios de un activo subyacente: cesta de acciones, renta fija, divisas, tipos de interés…).
A diferencia de las propuestas anteriores, este último acuerdo sobre la tasa Tobin excluiría cualquier operación relacionada con la deuda pública y, al mismo tiempo, ofrecería una reducción del impuesto sobre aquellas transacciones ligadas a una plaza bursátil específica y también a aquellas operaciones internas de las propias empresas (propierty trading).
Luces y sombras de la tasa Tobin
Si bien es cierto que muchos expertos financieros sentencian que su implantación tiene como finalidad generar la estabilidad en los mercados y disminuir los movimientos especulativos, no todo el mundo ve con buenos ojos su puesta en marcha. No se han hecho esperar las voces disonantes que afirman que este impuesto europeo no es más que otra fórmula de recaudación que acabará repercutiendo sobre el cliente.
Como ya viene siendo habitual, los costes que se aplican a los bancos acaban siempre repercutiendo sobre el usuario a modo de comisiones, ya sea de un modo directo (se le cobran en cuenta) o indirecto (se le restan de los intereses generados). En este último caso, las entidades bancarias pueden sentir la tentación de optar por elevar las comisiones de aquellas operaciones relacionadas con los depósitos bancarios, los fondos de inversión y los planes de pensiones, con la finalidad de cubrir el coste de la tasa Tobin.
Asimismo, desde el comparador financiero HelpMycash.com señalan que la consolidación de este impuesto europeo podría provocar que la actividad financiera acabe trasladándose a aquellos países en los cuales no se aplique esta tasa, lo que impediría cumplir con los objetivos recaudatorios y generaría pérdidas.