Aunque los smartphones nos ayudan a estar en contacto con compañeros, mantener actualizada nuestra bandeja de correo electrónico y hacer las tareas más urgentes sobre la marcha, también nos hacen ser menos productivos cuando trabajamos. Así lo demuestra el experimento psicológico, encargado por Kaspersky Lab y llevado a cabo por las Universidades de Würzburg y Nottingham Trent.
Este experimento analizó la relación entre los niveles de productividad y la distancia física de los participantes con sus smartphones. Cuando a los encuestados se les quitaba el dispositivo móvil, el rendimiento de los participantes se incrementó en un 26%. Este experimento analizó el comportamiento de 95 personas de edades comprendidas entre los 19 y los 56 años en laboratorios de las Universidades de Würzburg y Nottingham Trent. En ambas, se equilibró las condiciones experimentales y de género de las personas.
Los analistas pidieron a los participantes realizar una prueba de concentración bajo cuatro circunstancias diferentes: con su smartphone en el bolsillo; en la mesa; guardado en un cajón; y sin dispositivo móvil. Los resultados fueron significativos, ya que el rendimiento era inferior cuando los terminales se encontraban encima de la mesa del participante. Sin embargo, a medida que había más distancia entre el dispositivo y su dueño, los resultados de la prueba iban incrementando. En general, los resultados de la prueba fueron un 26% más alto cuando se les retiró los dispositivos.
Al contrario de lo que se esperaba, la ausencia de los teléfonos no hizo a los participantes estar nerviosos. Los niveles de ansiedad fueron consistentes durante toda la investigación. Sin embargo, en general, las mujeres tuvieron mayor ansiedad que los hombres, llevando a los investigadores a la conclusión de que los niveles de ansiedad no se ven afectados por los smartphones ni por la ausencia de ellos, pero sí pueden verse afectados por el género.
“Estudios previos también han demostrado que, por un lado, separar a una persona de su smartphone tiene efectos emocionales negativos, como aumento de la ansiedad. Pero también han evidenciado que un dispositivo móvil puede distraer. En otras palabras, tanto la presencia como la ausencia del smartphone puede alterar la concentración”, ha asegurado Jens Binder, de la Universidad de Nottingham Trent. “Los resultados del estudio indican que la ausencia, más que la presencia, de un smartphone mejora la concentración”, añade.
Los resultados del experimento se relacionan con los de la encuesta anterior “Amnesia Digital en el trabajo”. En este informe, Kaspersky Lab llegó a la conclusión de que los dispositivos digitales pueden tener un impacto negativo en los niveles de concentración. Por ejemplo, se demostró que tomar notas en dispositivos durante una reunión disminuye los niveles de comprensión de lo que está sucediendo en ese momento.
Aunque prohibir los dispositivos digitales en el trabajo no es realmente una opción, estos hallazgos- combinados con los de “Amnesia Digital en el trabajo” – ofrecen a las empresas una visión sobre cómo mejorar su productividad.
“La productividad de los empleados podría aumentar si en lugar de tener un acceso permanente a los smartphones, se dedicara tiempo libre concreto para ello. Una forma de hacerlo sería cumplir las normas de las reuniones – sin teléfonos ni ordenadores – por ejemplo”, afirma Alfonso Ramírez, director general de Kaspersky Lab Iberia. “Las empresas deberían ser conscientes de que en el panorama actual, los niveles bajos de concentración pueden ser un problema para la ciberseguridad. Los ataques avanzados dirigidos, por ejemplo, solo pueden ser descubiertos si los empleados están en alerta y observan contenido inusual e inesperado en el correo. Por tanto, es vital que las empresas desarrollen procesos de seguridad que incluyan sesiones de formación para incrementar la vigilancia tanto si los empleados están usando o no sus smartphones”.