El consumo de cerveza en España alcanzó el año pasado su máximo histórico. Así lo reflejan los datos de recaudación publicados por la Agencia Tributaria y que indican que se comercializaron 3.538 millones de litros de cerveza, un 3,2% más que en el mismo período del año anterior.
La cerveza es un producto que está gravado por un impuesto especial específico –como sucede con el alcohol destilado, el tabaco o la gasolina– y por ello Hacienda puede ofrecer datos de consumo. La recuperación económica, la fuerte ola de calor registrada el año pasado y la buena temporada turística que acabó con récord de visitantes explican la mejora de las ventas. La recuperación de la cerveza ha sido más acelerada que otros productos. Ello se refleja en que los datos superan ya las cifras alcanzadas antes de la crisis.
De hecho, el gasto medio que los españoles hemos dedicado a bares y restaurantes en los tres primeros meses de año, ha experimentado un aumento del 82% con respecto al mismo periodo de 2015. Asimismo, las grandes cadenas de restauración siguen siendo los sitios a los que más acudimos a comer. Estas son algunas de las principales conclusiones extraídas por mooverang, la aplicación de OCU que ayuda a gestionar la economía personal de los consumidores, tras analizar los datos de consumo de los españoles en bares y restaurantes.
Concretamente, en 2015 nos hemos gastado una media de 81€ en restauración, siendo los meses más fuertes enero, febrero y marzo con un consumo medio de 92€. Sin embargo, este año nos hemos animado a salir más. En los tres primeros meses de 2016, el gasto medio de los españoles ha subido a los 168€.
El mercado de las bebidas destiladas (whisky, ginebra, ron o vodka, entre otros) se encuentra en una situación intermedia. No sufrió un retroceso en 2015 pero está lejos de los buenos datos del mercado cervecero. Según datos de la Agencia Tributaria, el año pasado se pusieron a la venta en España 88 millones de litros de alcohol puro, un 1,6% más que en 2014.
El sector de bebidas espirituosas lamenta especialmente el daño que provocó la subida fiscal del 10% que sufrió el impuesto sobre el alcohol en 2013. En su opinión, este incremento y la mayor fiscalidad que soportan los destilados frente a la cerveza distorsiona el mercado. Los cerveceros, en cambio, aseguran que son productos totalmente distintos y niegan que la subida fiscal a los destilados provocara un efecto sustitución.