Ya están aquí los millenials, esos jóvenes que empiezan a incorporarse al mercado laboral. Acostumbrados a vivir entre consolas y videojuegos, no quieren trabajar con sistemas de gestión rígidos, poco intuitivos y difíciles de usar. Están dispuestos a cambiar, con suma facilidad, aempresas que les ofrezcan sistemas de trabajo más gratificantes, más acordes con la experiencia adquirida, llevándose así consigo el conocimiento y sus habilidades. Hemos vivido una gran evolución de los ERPs en las últimas décadas. Existen multitud. Algunos más generalistas, otros más verticalizados, pero casi todos con capacidad de adaptarse, en menor o mayor medida, a cualquier tipo de empresa; capaces de dar respuesta a procesos específicos, aunque sean de gran complejidad.
Hasta ahora las empresas están utilizando sus sistemas de información para cubrir procesos de su core business, aquellos que esperan que permanezcan inamovibles durante mucho tiempo.
El software de gestión tradicional ha tenido su razón de ser, ayudando claramente a las empresas a ser mucho más eficaces, al estandarizar procesos y procedimientos. Estos sistemas fueron diseñados para afrontar los desafíos inherentes a las empresas industriales, en un entorno estable y previsible.
El alto nivel competitivo y cambiante del mercado actual está exigiendo continuamente a las empresas una alta capacidad de adaptación para no desaparecer. Y aquí sus sistemas juegan un rol fundamental. Pero, ¿son sus sistemas capaces de acompañarles en este viaje?, ¿son sus ERPs suficientemente flexibles?
Nos encontramos en un momento donde cualquier proceso empresarial es susceptible de cambiar por las exigencias del mercado, por el propio dinamismo del entorno, y también, cómo no, por las personas de la organización, que, no lo olvidemos, también ayudan a marcar la diferencia.
Conversando con un amigo que trabaja en una multinacional, me comentaba que había cambiado de departamento recientemente. Tras unos años en el área financiera, pidió pasar al departamento de marketing de producto. Cuando le pregunté cuál era el motivo que le había llevado a ese cambio tan radical me explicó: “No soportaba más tener que trabajar horas y horas con ese maldito, tedioso y aburrido sistema ERP interno”. La respuesta no me sorprendió.
¿Somos conscientes que es en nuestros empleados donde reside el mayor potencial de creación de valor para nuestras empresas? Si es así y quieres conseguir ese potencial, aléjate cuanto antes de sistemas ERP rígidos y tradicionales. ¡Evoluciona!
Por suerte, hoy en día encontramos algunas pocas soluciones con este nuevo enfoque. Soluciones que tras un amplio análisis de las necesidades, solicitudes y formas de trabajar de los usuarios de las aplicaciones empresariales, se diseñaron para cubrir esos requerimientos y ayudar a las personas a desempeñar su trabajo de forma más rápida y eficiente, pero, aún más importante, también para que sean capaces de ayudarles a la toma de decisiones de manera más inteligente. Pasamos a hablar de soluciones pensadas para las personas, centradas en las personas, porque son las personas las que gestionan las empresas, de cualquier sector: fabricantes, distribuidores, empresas de servicios, de gran consumo, banca, educación, sector sanitario, retail, ONGs, fundaciones, etc.
Soluciones más simples y más inteligentes mediante la aplicación de las nuevas tecnologías digitales. Y sus beneficios empiezan a ser diferenciadores, disruptores en el mercado.
Son muchos los que quieren apuntarse a esta nueva tendencia. Sin embargo no todos los ERP actuales podrán llevar a cabo una evolución suave, tranquila. Muchos desaparecerán. Solo aquellos cuyas plataformas tecnológicas tengan esa capacidad de incorporar las nuevas tendencias tecnológicas podrán evolucionar adecuadamente hacia un sistema ERP más flexible e intuitivo.
Y, volviendo al inicio, no podemos olvidarnos que son las personas de nuestra organización las que han de poder tomar decisiones fácilmente, que aporten valor y mejoren los resultados de nuestra empresa día tras día. Es aquí donde los millenials entran en juego. Necesitamos que nuestros sistemas sean intuitivos y que faciliten la creatividad y productividad de nuestros empleados. Sistemas que potencien su gestión, no que les frustren.
Estoy convencido de que en un futuro próximo veremos cómo el sistema de gestión que utiliza una empresa tendrá un impacto directo en la calidad de la fuerza de trabajo que es capaz de atraer, así como en los niveles de motivación y retención de su personal. Por ello, si quieres que en tu empresa trabajen los mejores, es fácil: ofréceles las mejores herramientas.