Para conseguir el perdón judicial de una deuda, el particular que se acoja a la Ley de Segunda Oportunidad debe cumplir con tres criterios fundamentales: ser un deudor de buena fe, haber intentado mediar con sus acreedores antes del procedimiento concursal y no tener antecedentes por delitos contra el patrimonio.
Según Jordi Pardo, abogado y socio de Adiós a Mis Deudas Abogados, firma especializada en la Ley de Segunda Oportunidad y concursos de acreedores, “si el cliente cumple estas tres condiciones y llega a la fase concursal, lo normal es que es el juez le conceda el beneficio de la exoneración de las deudas”.
Esta ley permite a cualquier persona que atraviese una situación financiera crítica empezar prácticamente de cero, y en estos tiempos de crisis económica por el coronavirus, representa una gran solución tanto para autónomos como para empresarios de cualquier tipo. Las deudas que se pueden exonerar son todas las contraídas con acreedores de carácter privado, pero también se puede exonerar una parte de las deudas públicas.
“En el contexto actual, es necesario destacar que una persona que haya sufrido un fracaso de índole personal o laboral, como el provocado por la COVID-19, puede aprovechar los beneficios de esta ley para rehacer su vida y librarse de una situación de sobreendeudamiento”, concluye Jordi Pardo.