En la actualidad son muchos los empresarios que toman la decisión e iniciativa de emprender un negocio. La mayoría de las veces son jóvenes que no superan la media de los 25 años. Pero ¿qué ocurre cuando uno quiere emprender un negocio a los 40 años?
Y es que la pérdida de empleo, circunstancias personales o simplemente necesidad de un cambio de aires en general, son algunos de los motivos que llevan a una persona a algo tan motivador, ilusionante, fatigante, enriquecedor o entregado como es el emprendimiento de un negocio.
Para no entrar en modas temporales de cuáles son los negocios más cool del momento cualquier negocio o bussiness tiene el mismo grado de valor. De hecho, en los momentos iniciales, todos tienen muchos denominadores comunes si bien luego acaban derivando en unos u otros modelos de negocios más o menos impactantes, más o menos conocidos o simplemente más o menos exitosos. “Pero, lo cierto es que iniciar una nueva etapa profesional lanzando una nueva empresa a los 40 es realmente divertido si eres capaz de gestionarlo correctamente”, según explica José Antonio Marta, CEO de Splacing.
La etapa de los 40 es esa edad donde ya has dejado atrás toda una serie de complejos personales, vergüenzas, miedos y donde ya comienzas a tener la tan manida o “sobada” palabra experiencia tan escasa en los 25 y no tan bien valorada en los 50. Esa etapa en la que energía y calma son capaces de jugar una partida tranquilamente sin pisarse la una a la otra y siempre buscando maximizar el éxito final. Pero es también ese momento cuando “el medio siglo” lo ves más cerca y por tanto comienzas a darte cuenta que ya no eres aquella persona joven y sin grandes preocupaciones de los 25, y donde los días y las noches podían pasar por tu cuerpo sin que afectara a tu rendimiento lo más mínimo.
Durante este camino hacia los 40 puedes conocer a muchas personas, algunas pueden influirte laboralmente otras simplemente pueden enseñarte algún aspecto más específico de tu trabajo, pero ya has podido conocer a las personas suficientes para decidir con quién te jugarías “tu dinero” o embarcarías en tu proyecto. Esto se debe a que, ya sabes que con ellas la misión de llegar a buen puerto será más fácil y con las cuales acabarás creando el equipo más capacitado y altamente efectivo que puedes crear para tu nueva aventura.
También habrás adquirido una experiencia y un aprendizaje de situaciones a veces difíciles donde has tomado decisiones que en el mejor de los casos te han permitido crecer profesionalmente o mejorar tu salud económica. O en el peor de los casos rodearte de una “piel” de aprendizaje que aunque en el momento suele ser duro acaba formando parte de tu expertise como profesional y persona, puesto que sin estos momentos no serías quien eres actualmente.
“Si dejamos las estadísticas, como buen ingeniero que soy y por deformación profesional siempre acaban estando cerca, creo que la franja de los 40 años es una edad perfecta para realizar un ejercicio tan importante como es el de emprender un negocio. Y es que, los pilares profesionales y personales se encuentran asentados”, añade Marta.
Algunos consejos básicos
- Tú mismo. Es una edad en la que la estabilidad suele ser denominador común, la familia o bien las relaciones personales se encuentran asentadas y consolidadas.
- La salud. La energía vital sigue siendo todavía una fuente inagotable y además capaz de canalizarla a favor de tus intereses.
- El equipo. Conoces tus debilidades y fortalezas; conoces gente en tu entorno y eres capaz de decidir las personas que te acompañarán en esta etapa.
- El dinero. Has conseguido disponer de una inversión inicial o bien dispones de personas que por tu experiencia apostarían por ti y tu equipo en tu nuevo proyecto.
- El tiempo. Sabes separar lo importante de lo urgente (o deberías), así como focalizarte e intentar la mínima dispersión; ya sabes que los negocios requieren un tiempo para que puedan dar resultado.
- La ilusión. Te conviertes en un realista altamente motivado e ilusionado; eres capaz de hacer la competencia a alguien de 25 años en esta faceta y esto te hace empujar grandes bloques de piedras que aparecen en el camino.
Como dijo en su momento un gran emprendedor… “Si puedes soñarlo, puedes hacerlo” – Walt Disney.