La pandemia ha disparado el teletrabajo y la crisis económica ha incitado a los profesionales a ampliar su formación para tener acceso a más oportunidades laborales. Por desgracia, los índices de destrucción de empleo vuelven a valores de hace una década, pero no todo es negativo, el 2021 está por llegar y n enero mucha gente se propone arrancar el año fijándose nuevos propósitos como formarse en una disciplina concreta, ir al gimnasio o aprender un idioma entre los clásicos. Además, también los hay que quieren dar un giro radical a su profesión y apostar por convertir tus fortalezas en tu nueva idea de negocio.
En este punto, Javier Elices, quien ofrece programas formativos desde su Academia para personas que quieran cambiar de estilo de vida y profesión, explica que esta persistencia de positividad se da gracias a las oportunidades que nos ofrece Internet para desarrollar una profesión que no dependa de crisis externas como la que estamos pasando actualmente. “Si queremos ofrecer un producto o servicio que realmente aporte valor, éste deberá nacer de nuestra pasión”, subraya.
“Trabajar en lo que me gusta”, este fenómeno recibe el nombre de ‘Economía de la pasión’ (passion economy) y consiste básicamente en convertir en negocio nuestros hobbies o pasiones’. Es decir: ganarnos la vida con aquello que mejor sabemos hacer, y que además nos encanta. Poder rentabilizarlo es el sueño de cualquier persona hecho realidad.
Como apunta Elices, “en la economía actual, repleta de competencia y producción a escala, existe una gran oportunidad para aquellos profesionales y emprendedores que se dediquen a hacer lo que más les apasiona y lo hagan unidos a la palabra ‘valor’”.
Además, la era tecnológica en la que nos encontramos inmersos nos ofrece infinitas posibilidades para poner en marcha nuestros negocios sin la necesidad de invertir una gran cantidad de dinero, y sin tener que echarnos a la calle en busca de los tan codiciados clientes. “Para que todo negocio funcione, la clave está en que, vendamos el producto que vendamos, esté alineado con nuestros valores o gustos por esa afición. El siguiente paso será conectar con otras personas que lo necesitan y vivir de ello”.
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Analiza el mercado. Esto requiere profundizar y conocer qué problemas y soluciones existen, quién es el cliente objetivo, tamaño de mercado y, sobre todo, qué propuesta de valor vamos a diseñar para diferenciarnos de la competencia y ser únicos.
Define tu propuesta de valor. Nuestra propuesta de valor podríamos definirla como aquello único que ofrecemos, y que no puede ser copiado por nuestra competencia. Antes de definirla hay que tener muy claro el tipo de cliente al que nos dirigimos, hacia dónde te diriges. Con un segmento de clientes definido es mucho más sencillo enfocar el problema a resolver, conocer por qué es un problema para ellos, cómo lo afrontan y cómo podemos solucionarlo de una mejor manera que lo que hay ahora mismo en el mercado.
- Unas buenas condiciones económicas. Dicen que el dinero no da la felicidad, pero lo que sí es cierto es que ayuda a vivir sin preocupaciones y con total libertad. Javier Elices opina que «aunque no es el fin, si te pones como objetivo diseñar tu propio estilo de vida, el dinero es consecuencia de luchar realmente por lo que quieres».
- Mayor conciliación de vida laboral y personal. Uno de los efectos colaterales de la pandemia ha sido el “descubrimiento” del teletrabajo, aunque no siempre se ha logrado esa soñada “conciliación laboral”. Para Elices «la clave está en crear líneas de negocio que te permitan ingresos recurrentes a las que no le tengas que dedicar toda una jornada laboral para que puedas dedicarlo a lo que más te gusta: tu familia, aficiones o amigos».
Elige la tecnología y plataformas adecuadas. Si apostamos por hacer de nuestra afición nuestra forma de vida, también debemos prestar una especial atención a la hora de elegir las mejores herramientas y plataformas para desarrollar el proyecto.