El Índice de Precios al Consumo (IPC) bajó un 0,7% en julio respecto al mes anterior, sin embargo elevó dos décimas su tasa interanual (hasta el -0,6%) debido el encarecimiento de los alimentos y bebidas no alcohólicas. Sumando tres meses consecutivos de aumentos.
Para Lorenzo Amor, presidente de ATA, “un IPC en negativo tiene sus pros y sus contras. Pero entre las ventajas es que se reducen los costes fijos que soportan los negocios de los autónomos y por lo tanto pueden mejorar la competitividad de las empresas y de eso se beneficia el consumidor que incrementa su consumo.
“La inflación negativa ha contribuido a mantener el crecimiento económico ya que ha ayudado e incentivado a la demanda interna por unos precios moderadamente bajos”, ha añadido Lorenzo Amor.