La economía española ha arrancado y continúa el 2018 mostrando síntomas de desaceleración, que han ido acrecentándose por la inestabilidad política nacional; desequilibrios internos sin corregir; los potenciales riesgos derivados del crudo; las decisiones proteccionistas de la Administración Trump; y el avance indiscriminado de los eurófobos en diferentes países de Europa. Todo esto ha dibujado un marco más que preocupante para analistas e inversores sobre la ‘salud’ de la economía de nuestro país.
“Sin duda alguna, uno de los factores coyunturales que vienen provocando una leve desaceleración de la economía es la incertidumbre política, generada por el cambio de paradigma europeo donde pasamos de gobiernos bipartidistas a uno multipartidista, que ha obligado a llegar a acuerdos de gobernabilidad que están suponiendo un grave dolor de cabeza para llegar a los pactos que aseguren una estabilidad política duradera en el tiempo, como es el caso de Italia y España sin ir más lejos. “La inestabilidad del proyecto europeo sí que supondría un problema serio para la economía”, explica Gastón Apraiz, director de Inverpriban, que añade que “a todo esto hay que sumarle que los ciclos económicos son cada vez más cortos e inestables”.
El Producto Interior Bruto (PIB) creció un 0,7% en el primer trimestre de 2018, gracias al consumo y pese a la menor inversión empresarial; pero la tasa interanual se situó en el 3%, una décima menor que la del cuarto trimestre de 2017 cuando fue del 3,1%. En este escenario, los analistas prevén que se experimente el mismo crecimiento en el segundo trimestre, igualando los avances logrados en los dos trimestres anteriores, aunque lo hará en un entorno de mayores riesgos.
Y es que España está lejos de haber corregido todos sus desequilibrios, como evidencia de ello está la todavía elevada tasa de desempleo, una deuda pública creciente y un déficit que se ha disciplinado, pero no lo suficiente para las exigencias marcadas por Bruselas. Además, lo cierto es que la economía española llega a mitad de ejercicio con un nuevo Gobierno; unos Presupuestos Generales del Estado recién aprobados en un entorno europeo difícil con Italia y la desaceleración de la Zona Euro como telón de fondo; además de una situación internacional (con el alza del precio del petróleo, proteccionismo…) cada día menos favorable.
“Creemos que España seguirá creciendo este 2018 y próximamente en 2019 a pesar de la inestabilidad política y los problemas de entendimiento y diálogo con Cataluña. Los mayores riesgos para que esto se vea afectado, sin duda, serían que hubiera un descontrolado aumento del gasto público o que se legislaran leyes restrictivas para el comercio y la actividad económica de alguna manera”, asegura Apraiz.
En un entorno de incertidumbre nacional e internacional, con riesgos crecientes, las variables económicas como el PIB no se ven favorecidas. Por el contrario, si las tensiones se suavizan, el crecimiento económico será mayor y se puede alcanzar la meta de crecer al 3% por cuarto año consecutivo.