Los datos correspondientes al mes de diciembre publicados por los ministerios de Trabajo y de la Seguridad Social así lo confirman en tres de sus principales claves:
- Rozando los 20 millones de personas afiliadas. La afiliación a la Seguridad Social ha aumentado, del 1 de enero al 31 de diciembre, en 776.478 trabajadores (4,1 %) hasta situarse en niveles de máximos históricos: 19.842.427 personas afiliadas. Lo ha hecho gracias a ese crecimiento sostenido que ha permitido, desde mayo, encadenar 8 meses consecutivos de incrementos de la afiliación en términos desestacionalizados.
- Descenso del paro. Al cierre de 2021 hay 3.105.905 desempleados inscritos en las oficinas del SEPE, lo que significa 782.232 (-20,12 %) menos que los que había al finalizar 2020. Hay, por tanto, una fuerte correspondencia entre el aumento de la afiliación y el descenso del paro, lo cual significa una cierta estabilidad en la base de la población activa. No hay más personas queriendo trabajar, pero todavía hay demasiadas que no encuentran empleo.
- Excepcionalidad, en retirada. Los ERTE son la excepcionalidad de la pandemia trasladada al mercado de trabajo y su fuerte impacto inicial (en la primavera de 2020) ha dado paso a un menor protagonismo a medida que las restricciones han ido decayendo. En un año, la cifra de personas en esta situación ha descendido en más de 500.000. Aun así, todavía hay 102.548 trabajadores acogidas a la regulación temporal vinculada a la COVID, lo que hace poco probable que vaya a finalizar el próximo mes de febrero, plazo establecido en la última prórroga.
Los datos, por tanto, constatan la evolución positiva del mercado laboral durante 2021, con más afiliados, menos desempleados y menos trabajadores en ERTE. El horizonte de los 20 millones de afiliados durante 2022 no parece inalcanzable desde este punto de partida. Pero es ahora, una vez recuperados —incluso superados en algunos aspectos— los niveles previos a la pandemia, cuando habrá de evaluarse el potencial de crecimiento económico y su capacidad de generar empleo.
También habrá que evaluar el impacto que pueda tener la recientemente aprobada reforma laboral en la configuración del mercado de trabajo, en concreto a la hora de reconducir los problemas estructurales que lo aquejan y que se supone que pretende poner coto: el acceso de los jóvenes, las altas tasas de paro y la dualidad de la contratación temporal e indefinida.