El mundo es injusto para los emprendedores. Los españoles lo sabemos y lo tenemos asumido. Por eso no nos sorprende el ranking mundial que analiza las normas gubernamentales que regulan las empresas, elaborado por el Banco Mundial.
En él nuestro país aparece en el vergonzoso puesto 33, por detrás de países como, por ejemplo Mauritania. El camino para la creación de una startup en España es largo, doloroso y muy costoso, en comparación a nuestros vecinos europeos, entre otras cosas porque nuestro país supera a la media europea en complejidad y costes.
Una situación ‘ideal’ para un país con una alta tasa de desempleo y cuyo motor empresarial está formado en su 85% por pymes. La empresa de financiación a pymes y autónomos Spotcap ha analizado las dificultades a las que se enfrenta una compañía de nueva creación para iniciar su actividad. Por ejemplo, abrir una empresa en España requiere el doble de trámites, así como tiempo empleado, que los países con altos ingresos de la OCDE. Sólo el papeleo puede suponer unos 4.000 euros de inversión, sin sumar costes como el local, o la contratación de personal.
Una startup puede acceder a diferentes fuentes de financiación para su puesta en marcha, una vez superada la fase family, friends & fools. En España, nos podemos encontrar con diferentes opciones de financiación: Venture Capital, los business angel y el crowdfunding. También están los créditos online o préstamos sin pasar por el banco.
