En los últimos tiempos un elevado número de empresarios ha advertido el impacto de la inestabilidad política que conlleva el proceso soberanista sobre la economía catalana. La cuestión ha saltado fuera de las fronteras del país y despertado la preocupación en las sedes de las grandes multinacionales extranjeras que operan en España.
Madrid ha aprovechado esta situación para incrementar la atracción de empresas con respecto a Cataluña. Por cada sociedad que ha trasladado su sede a la comunidad catalana desde 2011, 3,6 lo han hecho en la capital. En total, 815 sociedades abandonaron Cataluña el pasado año, según cifras del Registro Mercantil. La cifra es un 13,2% inferior a la de 2014, cuando se dieron 940 salidas. En Madrid el número de salidas fue de 1.035, si bien en esta región la reducción con respecto al año anterior fue del 25%. En el caso de Madrid, las salidas fueron compensadas con una cifra todavía mayor, 1.658 entradas, lo que resulta en una balance migratorio positivo de 623 empresas. Sin embargo, en Cataluña las salidas superaron en un 76% al número de entradas, con un déficit en la balanza de 352 compañías. Ninguna otra de las autonomías tiene un resultado tan negativo. La segunda región por pérdida de empresas es País Vasco, con un desfase de 97 compañías.
La danesa Nilfisk anunciaba esta semana su salida de Cataluña y ya han trasladado sus sedes a Madrid la cadena Derby Hotels o las francesas Suez Environment y Valeo. El grupo Planeta o Pronovias han amenazado con hacer lo mismo si el desafío soberanista se materializa.
La incertidumbre política no es el único factor que ha impulsado la fuga de empresas en Cataluña. Por ejemplo, la fiscalidad. Aunque el Impuesto de Sociedades que pagan las empresas es el mismo para todas, Madrid ofrece un mayor atractivo fiscal para sus trabajadores con un menor tramo del IRPF, Sucesiones y Patrimonio.