Cualquier emprendedor sabe de la importancia capital de la gestión financiera de su empresa, independientemente de su tamaño.
Tanto en el día a día como especialmente en los procesos de expansión, una correcta administración de los recursos de tesorería y financiación a corto plazo puede ahorrarle muchos quebraderos de cabeza. ¿Cuántas veces la hora de cobros y pagos de su sociedad, así como su estrategia, han acabado por suponer un esfuerzo desmesurado en lo que a coste financiero se refiere? En este sentido, el establecimiento de un sistema para la gestión de la tesorería contribuye decisivamente a reflejar con claridad y ordenadamente aquellas obligaciones que debe asumir la empresa distribuidas en periodos concretos a lo largo de todo un ejercicio fiscal.
De este modo, podremos identificar todos los conceptos implicados y facilitar tanto la toma de decisiones como la prevision e incluso la anticipación a futuros problemas inesperados. Existen poderosas razones para la adopción de esta metodología. Debemos partir de la base de que nuestros recursos financieros son muchas veces limitados. Asimismo, la propia condición de la pequeña y mediana empresa implica per se un débil poder de negociación frente a proveedores y/o clientes, que son quienes generalmente imponen las condiciones de pago y cobro. Todos estos factores acaban por confluir en problemas de liquidez.
Este sistema debe reflejar una situación real y actualizada de la situación financiera de la empresa. Debe incluir el nivel de riesgo de su pyme con los bancos, preveer los pagos comprometidos y estar atento al más mínimo detalles. Existen numerosas soluciones de software en el mercado, pero un sencillo Excel puede hacer maravillas. Si optimiza su tesorería podrá negociar con antelación, anticiparse a los problemas, tomar mejores decisiones e incrementar su eficacia.
Eso sí, no se confíe. Un sistema de gestión de la tesorería no trabajará por usted.