El anuncio del IPC de noviembre anuncia una disminución de 6 décimas con respecto al mes anterior, dejando el índice en el 2,9%. Para la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA) este dato “podría valorarse como positivo en una situación económica normal”. Sin embargo, en la actual situación de recesión, “el índice de precios todavía resulta relativamente alto si tenemos en cuenta la reducción importante que están sufriendo tanto las ventas de servicios como el consumo comercial. En momentos de recesión de consumo y práctico estancamiento en el crecimiento económico lo razonable sería que el IPC mantuviera un crecimiento menor”.
En una coyuntura en la que la demanda interna ha caído por encima del 2%, que los salarios caminan por una senda de congelación o de pérdida efectiva de capacidad adquisitiva, el dato de la inflación sólo responde a la bajada de los precios de los carburantes.
La relación de factores como el incremento efectivo de precios, el descenso del consumo y la subida de impuestos puede poner en una grave situación a muchos sectores de los servicios con fuerte presencia de trabajo autónomo, pero de forma especial al comercio minorista de carácter familiar. “Un sector que además va a sufrir las consecuencias de la liberalización generalizada de horarios comerciales y de los periodos de temporada de rebajas en los próximos meses”, aclara Reyna.