Los trabajadores pueden tener en su pensamiento cambiarse de empresa, pero no suelen llevar a cabo acciones para empezar a buscar. Esto cambia cuando tienen una mala experiencia con sus superiores o los compañeros. Según un estudio realizado por Walters People, empresa de selección de personal, el 63% de los encuestados ha realizado el “rage applying“, es decir, enviar el CV de manera masiva tras una discusión o tener un exceso de carga de trabajo.
Es un hecho que el liderazgo tóxico puede tener efectos perjudiciales en la salud mental de los integrantes del equipo. Crea un ambiente negativo que se propaga rápidamente y que hace que disminuya la productividad y el sentimiento de pertenencia a la compañía.
Según la encuesta el 82% de los profesionales afirma haber sufrido en algún momento el síndrome del trabajador quemado. Al 65% de los profesionales les gustaría ofrecer un feedback anónimo sobre sus responsables, pero solo un 46% de las organizaciones ponen a su disposición esta opción.
El liderazgo tóxico genera empleados agotados y desmotivados. En esta situación, los responsables de recursos humanos deben reconocer las señales de descontento y poner las herramientas necesarias a su alcance para corregir cualquier actitud tóxica en el ámbito laboral.
Por otra parte, una política de puertas abiertas es importante para evitar frustraciones. El 80% de los encuestados declara que sienten que esto es importante o muy importante para ellos. Los profesionales que sienten que pueden compartir sus inquietudes o dudas son menos propensos a interiorizar sus frustraciones, por lo que de este modo se evita llegar a sentir estrés en el lugar de trabajo.
