El emprendedor en serie e inversor ángel, Kenneth Morse ha abierto la segunda jornada de EmTech España con un diálogo con la audiencia sobre cómo pueden las pequeñas y grandes empresas sobrevivir en un contexto en que el ciclo de adopción de los productos y servicios cada vez es más rápido.
Durante su intervención en la tercerea edición de este encuentro, Morse se ha mostrado convencido de que “sufrimos un déficit de empresarios ambiciosos y una falta de apoyo a la inversión y al ecosistema del emprendedor. Una lenta toma de decisiones a menudo mata a las grandes empresas que, además, tienen una capacidad limitada para externalizar la innovación radical de la industria del capital riesgo”.
Morse ha compartido también su punto de vista sobre las oportunidades para innovar y sobre el concepto de innovación en sí, que ha definido como la suma de invención y comercialización. “La innovación no es significativa hasta que sale de la comodidad del laboratorio y llega al mercado implacable y feroz”, ha afirmado.
Por otro lado, según el inversor, las unidades empresariales de las grandes compañías “son excelentes en hacer innovación incremental”, pero la innovación radical tiene que venir impulsada desde los cargos de CEO y CFO y cada vez más frecuentemente, viene de fuera.
Por su parte, Tülin Karabuk, directora adjunta de la compañía de electrodomésticos Arçelik, ha resaltado como claves de la innovación en su empresa la flexibilidad y su capacidad de adaptación. También “la pasión, una creencia firme en la experiencia los empleados, la inspiración de los clientes y el apoyo de los socios, que son la puerta a la especialización”.
Karabuk ha dado mucha importancia al conocimiento exhaustivo del comportamiento de los consumidores. “No solo hacemos preguntas sino que vivimos junto a ellos y nos acercamos a sus vidas”, ha señalado. Un ejemplo es la adaptación de sus programas a los hábitos de lavado de ropa en China.
Por último, Pablo Rodríguez, director de investigación e Innovación de Telefónica Digital, ha centrado su exposición en cómo están repensándose las empresas de telecomunicaciones, igual que han hecho Apple o el propio MIT sus formas tradicionales de enseñar.
En opinión de Rodríguez, “la situación actual en la que cada miembro de la familia tiene un teléfono y se consumen cada vez más contenidos en Internet, les ha llevado a un punto en el que o la tecnología nos sirve para reducir costes o para encontrar fuentes nuevas de ingresos”. Para lograr estos objetivos, ha asegurado que es necesario un “cambio de perspectiva a nivel personal y de organizaciones para ofrecer nuevos servicios a empresas y consumidores”.
Este tipo de cambio puede venir, por ejemplo, de un nuevo paradigma en el uso de los datos dela red telefónica, “la mayor red social que existe, que conecta 6000 millones de personas. ¿Por qué no revelar al usuario ese grafo social, compuesto por información de ubicación, localizada y verificada, sobre sus patrones y los que han seguido sus amigos?”, se ha preguntado Rodríguez.