Hace justo un año, tres jóvenes valencianas comenzaron a desarrollar una iniciativa para localizar y explotar el talento que otros jóvenes tienen escondido. Así nació Somniarte, un proyecto que pone en marcha talleres para jóvenes de 14 a 25 años en los que sus precursoras transmiten un mensaje de captación y liderazgo. “Todo empezó con una inquietud. Sentíamos que en la educación actual faltaba un ingrediente esencial que contribuyera a sacar el potencial de los jóvenes para desarrollarlos como individuos únicos”, cuenta Sumaya Barber, co-fundadora de Somniarte.
La idea fue presentada en la convocatoria de 2013 del programa de emprendimiento jovenThink Bigde la Fundación Telefónica y seleccionada entre las 30 mejores ideas de toda España. Esto permitió a Sumaya Barber y sus compañeras desarrollar y financiar el proyecto más allá de lo que pudieran imaginarse en un principio, a tan sólo unos meses de haber nacido como empresa.
“Un año después podemos decir que Somniarte nos ha crecido entre las manos, y nosotras hemos crecido con él”, indica la co-fundadora. En menos de 9 meses Somniarte ha llevado una veintena de talleres a institutos, ayuntamientos, asociaciones y residencias en los que ha conseguido llegar a más de 300 jóvenes de diferentes localidades.
Según sus fundadoras, la mayor reivindicación que hacen desde Somniarte es la creencia de que todo el mundo tiene un potencial a desarrollar y que muchas veces no se saca porque no se dan las circunstancias adecuadas, y ese ambiente de desarrollo es el que persiguen propiciar en sus talleres. “Nuestra intención es que los participantes vuelvan a casa con las herramientas necesarias para ser conscientes de sus capacidades y emociones, adquieran conciencia crítica y descubran qué quieren ofrecer al mundo”, afirma Barber. Para conseguirlo, desde Somniarte se crean actividades que se nutren de diferentes disciplinas como Programación Neurolingüística (PNL), inteligencia emocional, dinámicas teatrales y técnicas liderazgo.
Un proyecto que busca contribuir a la confianza y al desarrollo de los jóvenes, que tomen conciencia de que tienen capacidades y talentos propios, y que “a pesar de los mensajes pesimistas y derrotistas de los medios de comunicación, ellos (los jóvenes) pueden marcar la diferencia y mejorar su entorno, convirtiéndose en los líderes de su vida y creando, así, un ejemplo para los demás”, concluye Barber.
