Regeneran la piel de enfermos de cáncer con cosméticos, usan partículas de oro para purificar el aire de los submarinos o aplican nuevas técnicas de reproducción asistida. Aquí tienes cuatro empresas de referencia internacional que resulta que son… españolas.
Cosmética para regenerar la piel: Endor
Una startup de investigación médica que fabrica cosmética para regenerar la piel demuestra que se puede trabajar en oncología desde un laboratorio de seis personas y ser rentable.
Endor es una startup de investigación médica atípica. Tendrían que haber buscado un capital riesgo, tenían que haber lanzado una nota de prensa para calentar el ambiente, tenían que haberse metido en un laboratorio durante 8-10 años, y a ver qué pasa con las pruebas clínicas cuando lleguemos. Es lo habitual. En esos ochos años, la mayoría de estas startups termina vendiendo la tecnología a una empresa más grande o lanzando un producto descafeinado que nada tiene que ver con la idea original porque el capital riesgo quiere recuperar su dinero, y han terminado confundiendo a inversor con cliente. Pues bien, no hicieron nada de todo eso.
Endor Nanotechnologies, para empezar, es una empresa diferente porque no la ha montado un equipo de investigadores científicos. La ha montado un físico curtido en el mercado de la electrónica de consumo, Joaquín Querol, una bióloga con experiencia en gestión de proyectos públicos, Judith Sendra, y un economista, Javier Fernández, que buscaban una tecnología innovadora.
Índice de temas
Reposicionamiento de fármacos: SOM Biotech
Después de veintidós años trabajando en el sector farmacéutico, Raúl Insa, médico, doctorado en neurología clínica, se cruzó con un software capaz de identificar nuevas aplicaciones de fármacos ya conocidos (lo que en el sector se denomina como reposicionamiento). “Y vi una oportunidad de mercado. La tecnología la había diseñado una spin off de la Universidad de Barcelona. Convencí a mis socios y compramos la tecnología”, recuerda Insa.
Luego había que convertir la idea en negocio. La primera decisión: ¿producto o servicio? “Cuando arrancamos pensamos: en la farmacia hay aproximadamente 5.000 fármacos y tienes más de 150.000 enfermedades. ¿Por dónde empiezas? Porque está claro que no puedes abarcarlo todo. Arrancamos con una idea teórica: podremos trabajar en 25 proyectos anuales, podremos trabajar con 20 principios activos, podremos patentar 18, de ellos nos quedaremos con doce, y seremos capaces de vender seis… esa idea la tuvimos que cambiar porque el mercado no sólo demandaba que identificaras un producto que funcionara con otra enfermedad, sino que también avanzaras en el desarrollo y llegaras a la prueba de concepto clínico en humanos”, explica.
Oro para purificar la atmósfera: Goldemar
¿Coches con filtros que eliminen el monóxido de carbono? Venga ya. Que sí, que es posible. La tecnología ya existe, surgió por accidente, como ocurre en tantas ocasiones en los laboratorios, hace ocho años y desde hace dos tiene forma de negocio. Un investigador, un microscopio electrónico, una sala oscura y un momento de sorpresa. ¿Y qué más da que fuera por accidente? Lo que te importa es que ese accidente resuelva un verdadero problema y que llegue a ti ese beneficio. Y a la empresa le interesa que sea en forma de producto… Porque para llegar a eliminar el monóxido de carbono hay que pasar primero por otros sectores. El investigador que miraba por el microscopio era el físico Ernest Mendoza, que trabajaba con nanopartículas de oro.
Con lo que se encontró fue con un método sencillo para fabricar unas partículas de oro que tienen la capacidad de oxidar varios tipos de moléculas que contaminan la atmósfera. Resulta que este afortunado error tiene aplicación en el ámbito de la purificación de aire y la eliminación de emisiones contaminantes nocivas para la salud (compuestos orgánicos volátiles, monóxido de carbono y ácidos nitrosos) en varios sectores: automoción, alimentario, electrodomésticos, defensa y aeroespacial.
Técnicas innovadoras en reproducción asistida: Embryotools
¿Qué ocurre cuando se juntan una de las primeras embriólogas del mundo y uno de los científicos que consiguió clonar animales con éxito en España?
La respuesta rápida es que combinando su experiencia pueden ser capaces de resolver tres necesidades de mercado: la formación práctica de los biólogos que trabajarán más adelante en clínicas de reproducción asistida y que tienen complicado hacer prácticas, la necesidad de avanzar en los controles de calidad (análisis de toxicidad) de los materiales que se utilizan en los laboratorios en los que se llevan a cabo fecundaciones in vitro (FIV) y la posibilidad de ofrecer consultoría desde las trincheras para ayudar a clínicas y a fabricantes a mejorar resultados y a desarrollar nuevos productos para este mercado creciente. Para que te hagas una idea, sólo en nuestro país se hacen al año más de 28.400 tratamientos al año en centros privados, según la Sociedad Española de Fertilidad.
A esas necesidades le añadieron, además, un mercado nuevo: las técnicas innovadoras de reproducción asistida y manipulación de ovocitos y embriones para animales de élite (biopsia embrionaria, selección genética, clonación criopreservación de gametos…).