Año Nuevo es para muchos la fecha en que tradicionalmente nos fijamos nuevos objetivos. “Voy a hacer más ejercicio”, “voy a comer sano” o “voy a leer más libros”, son algunas de las frases más repetidas según se acerca el 1 de enero. Pero ¿cómo podemos marcarnos unos propósitos de año nuevo que realmente vayamos a lograr cumplir?
Según una reciente encuesta publicada por Expat Insider, lo más habitual cuando nos fijamos propósitos de Año Nuevo es centrarnos sobre todo en llevar un estilo de vida saludable. Yendo un paso más allá, diversos estudios de la Universidad de Estocolmo confirman que los objetivos suelen estar relacionados con el bienestar en general. Cerca del 33% de los encuestados por la Universidad, eligió como propósito aumentar su actividad física, el 20% se centró en perder peso, el 13% se propuso cambiar sus hábitos alimenticios y el 9% optó por su desarrollo personal.
Sin embargo, cumplir nuevos propósitos cuesta más de lo que nos gustaría admitir: a menudo, la determinación de mejorar en Año Nuevo pierde fuerza pasado San Valentín. Los datos de la Universidad de Estocolmo indican que un 30% de los encuestados suelen romper sus propósitos para estas fechas, llegando a un 80% en el caso de la encuesta de Expat Insider. Porcentajes en cualquier caso que reflejan una realidad cotidiana.
Según los principios de la Psicología, convertir una determinación en hábito requiere tiempo y energía. Cuando nos marcamos propósitos, a menudo no queremos incurrir en el coste y el esfuerzo de mantenerlos. Por eso empezamos a darle demasiadas vueltas y a buscar excusas. Entonces es habitual empezar a pensar que hemos fracasado, lo que afecta negativamente a nuestra autoestima y motivación y dificulta mantener el propósito. Según concluyó una investigación de la University College de Londres, se tarda alrededor de 66 días en crear un nuevo hábito. Y no es de extrañar que el proceso se alargue mínimo 2 meses, porque éste consta de 4 etapas: iniciación, fijación, mantenimiento y consecución del objetivo, y ninguna de ellas puede pasarse por alto. Solemos perdernos en la etapa de mantenimiento, cuando sabemos que hemos conseguido perseverar y pensamos que podemos permitirnos pequeñas excepciones.
Si tu objetivo es mantenerte en forma, cambiar tus hábitos alimenticios o apostar por tu desarrollo personal y te preguntas cómo convertir tus propósitos en hábito para alcanzar tus objetivos, Huawei te ofrece 5 trucos fáciles de implementar para hacerlos realidad y que este año sea más fructífero.
Índice de temas
1. Define un objetivo lo más específico posible
En lugar de hacer una afirmación general de cara al futuro, por ejemplo, “voy a perder peso”, es mejor establecer un objetivo concreto, como, por ejemplo: “mi idea es perder X kilos de grasa” o “me gustaría ganar X kilos de masa muscular haciendo ejercicio en el gimnasio 3 veces a la semana”. También, en lugar de afirmar “este año voy a moverme más”, decir “voy a dar al menos 10.000 pasos cada día”. Este tipo de especificaciones sobre qué queremos exactamente y qué actividades nos acercarán al objetivo aumentan las posibilidades de conseguirlo.
2. Asegúrate de que el propósito está en sintonía con tus valores
Es más probable que nos esforcemos más por conseguir un objetivo que tenga un significado profundo para nosotros que por conseguir algo más superficial. Por ejemplo, si quieres ir al gimnasio con el objetivo de sentirte más fuerte y seguro de ti mismo, es más probable que lo consigas, al tratarse de una motivación que va un paso más allá de la apariencia.
3. Formula la intención con el principio “x” e “y”
Los principios “x” e “y” pueden ser eficaces para las personas que desean ampliar sus conocimientos, por ejemplo, leyendo más libros, escuchando podcasts divulgativos o ampliando su formación académica, habilidades, etc. Para que un propósito de este tipo tenga éxito, formular correctamente la intención puede ayudar. Si se da la situación “x”, haré “y”, como “en cuanto llegue a casa, empezaré a leer un nuevo libro”. Esta eficaz técnica nos permite programarnos para actuar porque especificamos exactamente qué, cuándo y cómo lo llevaremos a cabo. Según investigaciones de Peter Gollwitzer, se ha demostrado que este método aumenta la probabilidad de realizar una acción determinada entre un 200 y un 300%.
4. Visualiza el proceso
Imaginar el camino de la acción con los pasos concretos que nos ayudarán a alcanzar el objetivo es una de las técnicas más eficaces. Centrarse únicamente en el resultado positivo puede distraer de la acción. Sin embargo, establecer un plan coherente que incluya escenarios de contingencia, por si algo sale mal, nos ayudará a lidiar con los pensamientos negativos y a sortear los obstáculos que se presenten.
5. Evalúa los progresos a lo largo del camino
La tecnología evoluciona constantemente para ofrecernos herramientas que pueden ayudarnos a alcanzar nuestras metas y a monitorizar nuestra progresión. Esta pequeña gran ayuda, puede suponer una dosis adicional de motivación, ya que ser conscientes de nuestros pequeños logros nos estimula para seguir progresando, al transmitirnos emociones positivas. Sea cual sea el objetivo personal que nos fijemos, la tecnología es una gran aliada para conseguirlo.