La Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ) ha publicado el tercer informe trimestral sobre la evolución del mercado de juego online correspondiente al periodo julio-septiembre del presente año. La memoria presentada por el órgano del Ministerio de Hacienda que regula, controla y, en su caso, sanciona las actividades de juego de ámbito estatal, pone también de manifiesto las ganancias del sector, que se han incrementado notablemente.
El GGR (ingresos brutos de los operadores) del citado trimestre en el mercado de las apuestas online ha aumentado en un 7,48%, con una subida especialmente llamativa en el segmento de las apuestas, que lo han incrementado en un 52,7%. Y es que esta parcela ha experimentado un crecimiento del 16,56% con respecto al trimestre anterior y del 3,20% respecto del mismo trimestre de 2018. Esta variación se debe principalmente a las apuestas deportivas, que aumentaron un 43,94%. En total, el GGR de las apuestas ascendió a casi 101 millones de euros en más de 600 millones apostados por parte de los usuarios.
Asimismo, el informe de la DGOJ refleja una subida en las inversiones en acciones de marketing relativas a las apuestas, con respecto al trimestre anterior, de un 0,16%, con un total de 82,3 millones de euros. El crecimiento anual, por su parte, refleja un incremento del 6% durante 2019.
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Las apuestas online fomentan la pérdida de control
La facilidad y seguridad que ofrecen los 37 operadores con licencia en el segmento de las apuestas desde sus plataformas online generan una espiral en las que muchos usuarios terminan por verse atrapados. Los psicólogos advierten que este método tan cómodo y accesible, sumado a los bonos de bienvenida y otras promociones, permite a los apostantes comenzar con pequeñas apuestas que creen que pueden abandonar en cualquier momento. Pero lo cierto es que, tal y como señalan los expertos en Psicología Clínica, el subidón emocional que proporcionan las apuestas propician un círculo vicioso. Y así lo respalda el último estudio del comparador de seguros Acierto.com, que pone de manifiesto que más del 40% de los usuarios comienzan limitando sus apuestas, pero acaban perdiendo el control.
Esto termina propiciando una dependencia absoluta por parte de muchos apostantes. Cada vez apuestan cantidades más grandes, sin restricciones por parte de los operadores, y con mayores pérdidas. Y es que, tal y como comentan desde el comparador, estos comportamientos terminan irremediablemente en trastornos que requieren de ayuda de profesionales. Un punto en el que las pólizas médicas han incorporado progresivamente coberturas destinadas a asistir a las personas que tienen problemas adictivos, a través de sus especialistas. Sin embargo, muchos no reconocen su adicción y son sus familiares, a los que también afecta esta patología de manera indirecta -aunque, en muchos casos, dramática-, quienes tienen que insistir en acudir a estos especialistas para poner remedio a su situación.
Clamor contra los locales de apuestas
Más allá de las apuestas online, a las que prácticamente todos los usuarios con una cuenta bancaria y un smartphone pueden acceder, la apertura de locales es otra de las principales quejas contra el sector del juego. Desde el ámbito político se ha llegado a reconocer este problema como de salud pública, tras muchos años de proliferación de locales de casas de apuestas.
Y es que, sin ir más lejos, diversos estudios certifican que la apertura de estos centros se sitúan en zonas cercanas a institutos de educación secundaria, bachillerato y Formación Profesional. Es importante remarcar las zonas en las que se instalan estas nuevas casas, pues se sitúan en barriadas con menor renta per cápita de las grandes ciudades. Sin ir más lejos, en Madrid, en el barrio de Tetuán hay varias casas de apuestas en apenas 200 metros. Ayuntamientos como Barcelona y Madrid están ya regulando el número de este tipo de locales y frenando la concesión de licencias.
Ya se han producido varias manifestaciones para revertir la situación que está generando un problema, sin lugar a dudas, de salud pública. Y es que, sin olvidar los cientos de patrocinios a clubes deportivos por parte de los operadores, hay que sumar otras muchos impactos que hacen que la existencia de este negocio, que puede ser ciertamente nocivo.