La presencialidad de los alumnos y los rígidos programas formativos estructurados dejan de ser “la norma” ante un nuevo sistema educativo que se adapta, de forma personalizada, a lo que demandan los usuarios en el entorno digital. Este nuevo sistema de enseñanza business, que aprovecha la tecnología como facilitador, es solo un reflejo de la profunda ruptura por la que está pasando el sistema, y que resulta esencial para asegurar la empleabilidad. Actualmente, las nuevas profesiones nacen como consecuencia de los avances tecnológicos y, por ende, la formación debe responder, casi en tiempo real, a las demandas del mercado.
Por este motivo, los expertos de The Valley, el ecosistema de conocimiento digital, han realizado un análisis sobre cómo se está transformando el modelo de formación que ya se venía gestando con la digitalización, pero que, además, la situación generada por el COVID-19 está acelerando. En las conclusiones obtenidas se señala que el nuevo marco educativo y la forma en que se traslada el conocimiento estará protagonizado por:
- Ubicuidad: la formación se puede realizar desde cualquier lugar y en cualquier momento. Se eliminan las barreras en cualquier aspecto de la formación para ofrecer una experiencia radicalmente distinta a la tradicional donde hay una flexibilidad total en su forma de consumo sin distinciones ni limitaciones. Tanto en el formato telepresencial como en el presencial físico, los alumnos tienen la misma posibilidad de participar e interactuar entre sí, ya sea desde las propias aulas, en sus hogares o donde más les convenga según cada momento, pudiendo variar según sea el caso sin obstáculos.
- Conveniencia: finalmente se coloca al estudiante como el centro de la metodología, dándole la capacidad de que sea este mismo quien elija las temáticas que le parecen más relevantes para su plan formativo, sin tener que adaptarse a planes ya estructurados en los que no todo el contenido le es relevante. Se trata de cursar únicamente el contenido que el alumno necesita y quiere adquirir. Así, es factible llegar a un modelo de formación continua que acerque al alumno a la empleabilidad.
- Generar nuevas experiencias: gracias a los beneficios de la digitalización y contando con la tecnología como facilitador, la experiencia de adquirir conocimiento de forma telepresencial puede ser perfectamente similar a la experiencia presencial física, o incluso enriquecida. La forma de trasladar conocimiento en este nuevo sistema rompe con el esquema tradicional de profesor, alumno y cuaderno permitiendo vivir una experiencia radicalmente diferente en la que se pueden realizar sesiones interactivas y participativas mediante diversas herramientas. Crear encuestas virtuales o trabajar en grupo en salas adyacentes, son tan solo algunas de las posibilidades.
- Empleabilidad: ya no son los centros formativos los que deciden qué materias serán las que abran las puertas a la empleabilidad. Ahora, con el avance de las tecnologías disruptivas van surgiendo nuevas oportunidades laborales y los perfiles profesionales deben estar preparados para saber manejar esas tecnologías y sacarles el mayor provecho. Así, el sistema formativo debe garantizar a los alumnos el entendimiento de sus necesidades y la adaptación de los programas ante las demandas del mercado; y las escuelas de negocio, que logren adaptarse en tiempo récord, serán las que tengan más éxito.
Para Ana Delgado, Chief Education Officer en The Valley, “nos encontramos en un momento histórico donde los alumnos no sólo tendrán que ser multiskills sino que también tendrán que mostrarse flexibles y tener capacidad de adaptación, y en este sentido, el modelo educativo tiene que hacer todos los esfuerzos para adaptarse, ser más eficientes y concentrar los recursos en ofrecer los conocimientos que realmente guíen al profesional hacia el éxito”.