La OMS calcula que en el mundo hay más de mil millones de personas con algún tipo de discapacidad, casi 4 millones en España, según el Cermi. La tecnología presenta a día de hoy importantes barreras para muchos de ellos, especialmente en el caso de afectaciones como la visión o la movilidad reducida, o la ceguera. En este contexto, garantizar la accesibilidad en webs y aplicaciones móviles ha pasado de ser una cuestión ética a una obligación legal. No obstante, en la práctica la tecnología sigue presentando barreras en accesibilidad impropias del siglo XXI. “Tenemos coches que conducen solos y bots que componen música, pero aún no se garantiza que una persona ciega o con visión reducida pueda comprar un billete de avión online”, advierte Juan José Montiel, desarrollador tecnológico ciego y responsable de Accesibilidad de Pasiona.
Juanjo recuerda el infierno por el que tuvo que pasar con un viaje a Seattle: “Me cancelaron mi vuelo original, y me tocó, a última hora, buscar un vuelo por mi cuenta. Encontré uno, pero la web de la línea aérea no era accesible, y no era capaz de completar la reserva. Afortunadamente, encontré una web intermediaria para completar la compra, pero estuve a punto de quedarme sin plaza y no llegar a tiempo a Seattle”, donde viajaba para dar una conferencia.
Y es que, “más allá de cumplir o no la ley, las empresas y los desarrolladores muchas veces no son conscientes de las barreras que generan, sin querer, al crear webs no accesibles”, advierte el responsable de Accesibilidad de Pasiona. Gigantes como Endesa o Iberia se han enfrentado a sanciones de 30.000 euros cada una por este hecho. Además, desde septiembre de 2018 la ley se ha endurecido, obligando a los organismos públicos o con financiación pública a hacer accesibles no solo sus portales web, sino también sus aplicaciones nativas.
Desde Pasiona, Juanjo Montiel lidera un departamento de Accesibilidad que pone a disposición de las empresas las herramientas necesarias para garantizar que sus software, webs, apps, etc… son inclusivos. “Creemos que el ámbito de accesibilidad es una forma de hacer las cosas y hacerlas bien, sea desde el principio o bien haciendo inclusivos los desarrollos ya existentes”. Y es que “la discapacidad no la tiene la persona, la provoca la tecnología cuando se desarrolla sin pensar en la inclusión”, concluye Montiel.