Podemos afirmar que el futuro del comercio, o más bien su evolución, es el e-commerce. Comprar desde casa o desde la palma de la mano con nuestro smartphone ya es una realidad gracias al desarrollo en los últimos años de los sistemas de la venta online.
¿Quién no ha oído alguna vez a un amigo decir: “lo he comprado por internet a mitad de precio”? Es verdad, en el mundo web podemos encontrar una oferta casi ilimitada de productos y, si sabemos buscar, es posible que a precios muy interesantes.
La corriente del e-commerce está cobrando fuerza en una sociedad ávida de encontrar soluciones rápidas, eficaces y económicas a sus necesidades diarias. Las plataformas de venta online han desarrollado herramientas para fomentar la seguridad, generando así confianza en sus consumidores. Podemos decir que la oferta de productos casi es la misma que en la tienda tradicional, con la ventaja añadida de poder comparar entre un comercio y otro con un solo clic.
Además, entre los atributos de este tipo de comercio encontramos los atractivos precios. Una venta online bien analizada supone un gasto mucho menor para las empresas que si la realizasen en una tienda tradicional. Este ahorro en costes fijos repercute sin dudarlo favorablemente en el consumidor, que recibe mejores precios en la compra mediante cupones descuento, ofertas exclusivas o rebajas puntuales.
Sin embargo, como bien reza el dicho: “no todo lo que reluce es oro”. Los consumidores deben prestar atención y tener mucho cuidado con lo que compran y, sobre todo, la website donde lo adquieren. En el mundo online hay una consigna del “todo vale” que, aunque se está tratando de erradicar, aún permanece.
Ejemplo de ello son los precios ocultos hasta el último momento que, en algunas ocasiones, se cobra por el envío del paquete, muchas veces superiores al importe del producto. También podemos encontrar que al comprarlo de forma online las garantías de servicio post-venta varíen, cuando esta característica no debería modificarse dependiendo del canal de venta.
En conclusión, podemos afirmar que el e-commerce es el presente con un futuro prometedor, pero que, al igual que ocurre en la venta tradicional, se deben tener precauciones y saber a qué proveedores les estamos comprando. Todos sabemos reconocer los productos con el sello de calidad de la Unión Europea en un comercio tradicional, ahora sólo hay que aprender a distinguir la calidad de las websites en las que decidimos hacer nuestras compras (sellos de garantías vigentes, políticas de privacidad y protección de datos bien visibles…).