Comprar una base de datos de empresas no significa que el listado de direcciones electrónicas esté optimizado. Por norma general, esos correos han circulado demasiado por Internet por lo que los filtros anti-spam, que tontos no son, ya identifican los envíos a estos correos como spam. He ahí la clave de todo: la calidad debe estar siempre por encima de la cantidad.
Es por eso que lo más recomendable es crear un listado de contactos propio que incluya datos de personas que sean o puedan ser potenciales clientes. ¿Cómo? Se trata de un proceso que lleva su tiempo pero que es fácil de ejecutar. Y es que una vez sentadas las bases, sólo hay que esperar a que la base de datos vaya creciendo cada día un poco más.
Lo primero es incluir un formulario de inscripción en la web o blog corporativo de la empresa para que los interesados puedan dar su conformidad a la hora de recibir las newsletters. De esta forma, actuaremos del lado de la ley consiguiendo una base de datos opt-in, es decir, que cuenta con la aprobación previa de los inscritos. Así nuestra acción nos saldrá más rentable ya que sólo enviaremos la información a personas que verdaderamente estén interesadas en nuestros productos o servicios sin llegar como spam.
Además debemos comprobar que colectamos bien las direcciones de nuestros clientes existentes para que nuestro mailing llegue a buen puerto. La regla del soft opt-in nos permite enviar mail masivo si tenemos relación contractual con nuestros destinatarios.
También es recomendable que el formulario de inscripción incluya más datos de interés, además de la dirección de correo electrónico, para segmentar las siguientes campañas. Si tenemos, por ejemplo, la ciudad en la que viven nuestros contactos, podemos enviar una oferta exclusiva para los que viven en esa ciudad.