Explota el logo de tu empresa. Es tu tarjeta de presentación y debe estar muy presente en cualquiera de las estrategias de negocio que lleves a cabo. Así que colócalo allí donde creas conveniente, pero cuidado, sin caer en la obsesion.
El logotipo es la imagen de comunicación visual que pone en contacto a la empresa con sus clientes. Por ello, si su diseño es esencial, también lo es su ubicación.
Por ejemplo, puedes colocarlo en las bolsas de la compra. Así tu logo viajará hasta lugares insospechados. También es una buena opción colocarlo en los uniformes de los trabajadores, así lograrás una mayor vinculación de los empleados con la empresa.
No olvides incluirlo en la tarjeta de visita, en la web, en la cartelería y en general, en cualquier publicidad que hagas de la empresa. Inclúyelo también en el vehículo de empresa, si dispones de él. Son detalles que suponen un pequeño esfuerzo que se verá recompensado.
¿Aún no tienes logo?
El diseño de la imagen corporativa suele encargarse a profesionales. Diseñadores que te presentarán varias propuestas entre las que podrás elegir, pero si tú mismo te animas con el diseño, sigue estos consejos:
Debe ser simple, en todos los sentidos. No demasiados colores, no demasiadas letras, no demasiados trazos. Incluye también un elemento diferenciador que haga a los clientes recordarlo. Los colores y las formas no son arbitrarios y despiertan diferentes sensaciones en los consumidores. Por ejemplo, el rojo tiene connotaciones de peligro, mientras que el blanco denota fuerza y simplicidad.
Comunica. Debes lograr que el logo de tu empresa diga a qué os dedicáis. Este es sin duda un concepto subjetivo, pues muchas empresas de éxito no lo han seguido, por ejemplo Apple. Pero no todos somos Steve Jobs…
