La mayoría de las ciudades cuentan ya con parquímetros y es prácticamente imposible aparcar un vehículo sin pagar. A cambio nos dan un ticket que, aunque efectivamente es un gasto derivado de la actividad del trabajador autónomo no siempre es fácil de deducir.
Lo que está claro es que para deducir cualquier gasto, hay que presentar una factura que incluya número y serie, NIF y razón social, fecha de expedición, concepto, importe e impuestos. Pero si en el ticket de aparcamiento no aparezcan estos datos, se puede solicitar una factura simplificada a la empresa que gestiona los parquímetros. Lo malo es que las empresas no están obligadas expedirlas, salvo que se supere los 3.000 euros, cosa bastante improbable. En un párking privado sí podemos pedir una factura sin problema.
Con la factura en la mano, llega la hora de acreditar que está relacionada con la actividad que desarrolles. En este punto puedes presentar las facturas de los clientes o proveedores a los que visites, para demostrar que la dirección está cerca del lugar de estacionamiento o bien guardar la entrada del evento al que acudes.
