Tomar una buena decisión de consumo va asociado irremediablemente a comparar las ofertas del mercado. Si no se hace, el consumidor estará simplemente apoyándose en la suerte. Si la casualidad hace que el primer producto o servicio que ve sea el mejor, disfrutará de una buena relación calidad/precio, pero, como muchas veces, cuanto más ajustado es el margen, menor es la inversión en publicidad. Por eso es bastante improbable que el primer servicio que se encuentre sin investigar sea de lo mejor.
En todo caso, actualmente comparar es mucho más fácil que antes. Los comparadores de préstamos online como Matchbanker permiten que los consumidores ahorren mucho tiempo, aglutinando una gran cantidad de información que se despliega en segundos y se puede ver de un vistazo. Aquí explicamos qué se debe comparar cuando se busca un préstamo o financiación online.
1. Los intereses
Los intereses deben compararse de forma absoluta y relativa. En otras palabras, se debe comparar el tipo de interés, para lo que usaremos la TAE, y la cantidad total a pagar.
El TIN no es un buen valor para la comparación porque no tiene en cuenta el plazo del tiempo. No es lo mismo disfrutar del dinero un mes que un año. En igualdad de condiciones, más tiempo será mejor porque se tendrá más tiempo para ahorrar para los pagos. Podría pensarse que entonces el TIN podría valer para comparar las cantidades absolutas, pero lo cierto es que, a diferencia de la TAE, no tiene en cuenta las comisiones necesarias para la concesión del préstamo. Por eso, lo mejor será fijarse en la cantidad total de intereses a pagar, que debe aparecer en el contrato, y sumarle las tarifas que pueda haber: comisión de estudio, de apertura, precio de un seguro de vida si nos exigiesen uno, etc.
2. Los requisitos
Los requisitos que exige una entidad financiera a los prestatarios suelen hacer que los intereses a pagar sean menores. Por tanto, se podría pensar que cuantos más requisitos mejor, pero no siempre es así. Lo importante es fijarse si se cumplen los requisitos y, a partir de ese momento, hacer cuentas exclusivamente económicas para ver qué préstamo de los que puede permitirse es el mejor.
Dentro del apartado de los requisitos pueden aparecer las garantías. Como decíamos, si se pone una garantía, los intereses a pagar serán menores, pero hay que tener en cuenta que, de no pagar, la entidad financiera tendrá vía libre para hacerse con esa garantía. No obstante, en un préstamo sin garantías en el que el prestatario no pague, en última instancia la entidad financiera también puede tener derecho a quedarse con alguna propiedad del patrimonio del moroso, pero para ello hará falta una decisión judicial y será un proceso mucho más lento que con la existencia de una garantía en el contrato.
Por tanto, se trata de una decisión que se debe tomar con precaución. Poner garantías conlleva arriesgar patrimonio, a cambio de tener un préstamo más barato, aunque también es cierto que no tener garantía no nos asegura que finalmente no vayan a tener derecho a embargarnos.
3. Otras comisiones
Hay varias comisiones que en principio no se van a pagar, pero que si ocurre algo inesperado sí que se tendrán que hacer frente. Los ejemplos más típicos son la comisión por extensión del plazo y la comisión por pago anticipado. Si los préstamos que se comparan son similares en las cuestiones anteriores, estas comisiones pueden ayudar a elegir.