En el mundo hiperconectado y digitalizado en el que vivimos, los cambios en todos los sectores son una realidad. En la década pasada ya pudimos observar como la movilidad comenzaba a renovarse con el automóvil conectado, los compromisos de reducción de emisiones, el IoT, el 5G, la AI o el video analytics. A pesar de que el COVID golpeó con fuerza al sector, paralizando temporalmente el tráfico y disminuyendo el uso del transporte público, este ha resurgido con fuerza y ha retomado esa renovación a pasos agigantados, alentado por los Fondos de Recuperación de la UE.
Los expertos anticipan que en 2025 atravesaremos Europa por autopistas conectadas y sin barreras. Asimismo, estiman que en 2030 los pagos mediante vehículos conectados ascenderán a 537 billones de dólares, esto equivale a 1,4 veces el volumen de negocio del gigante Amazon en 2021.
En España la movilidad esta ya cambiando: las barreras de los peajes acaban su larga vida, se anuncia el pago por uso de autovías en modelo sin barreras a partir del 2023. Este mismo año muchas ciudades europeas por encima de 50.000 habitantes debe implantar su zona de bajas emisiones y puede recibir ingresos por esta vía para transformar su modelo, el reciente anteproyecto de Ley de Movilidad Sostenible así lo contempla para España. En el aspecto de aumentar la seguridad mediante conectividad DGT ha creado la plataforma DGT 3.0, que mediante 5G y tu móvil te permitirá evitar atascos, semáforos u obstáculos en tiempo real. Claramente el cambio está llegando.
Tras analizar el presente de la movilidad, la multinacional española Stratesys, hub tecnológico Europa-América, pone sobre la mesa los motivos por los que estos cambios han llegado para quedarse
- Seguridad. El vehículo conectado es sinónimo de seguridad vial, en especial gracias al desarrollo de la red de telefonía móvil 5G. Francisco Monserrat, investigador de la UPV y asesor del Banco Mundial en Transportes y 5G, cree que “podremos reducir hasta el 80% de los accidentes de tráfico”.
- Equidad Medioambiental. Aunque en ciudades como Portland el 42% de las emisiones de CO2 proceden de los vehículos, podemos encontrar casos de éxito en Londres o Estocolmo, donde se redujo entre el 10 y 20% las emisiones a través de medidas de pago para aquel que circule con un vehículo contaminante. Otra de las medidas que ha triunfado se encuentra en Alemania, que desplazó un 6% del transporte por carretera hacia el ferrocarril con un sistema de peaje basado en que los vehículos que atraviesan su extensa red de autopistas paguen en función del uso y su impacto ambiental. De los países que forman la UE, solo España tiene una red de alta capacidad del tamaño de la de Alemania.
- Equidad Social. La falta de precisión en las políticas de pago por uso de infraestructuras provoca que sea complicado implantar nuevos modelos que penalicen malos usos y promuevan o protejan colectivos o zonas que requieren desarrollo. La combinación adecuada de tecnologías en el campo de la tarificación, conectividad y video reconocimiento permiten establecer políticas muy precisas que aseguren la equidad protegiendo a grupos de individuos o zonas que necesiten cobertura social ante el impacto del pago por el uso de vías públicas.
- Competitividad. La movilidad conectada debe establecer corredores de transporte en Europa que interconectados optimicen las redes (ferrocarril, puertos, carreteras). Por otro lado, la movilidad conectada permite reducir el sobrecoste derivado de los millones de horas perdidas en congestión de tráfico en áreas metropolitanas y zonas densamente pobladas.
- Tecnología. Hoy ya están probadas en Europa y US soluciones para planificar la ruta óptima, para ofrecer pagos simplificados agregando componentes de rutas multimodales, para que mediante vehículos conectados o video reconocimiento ofrecer múltiples servicios y a la vez trazar el movimiento del vehículo en zonas de alta congestión, o modelos de inteligencia artificial para optimizar rutas para cada perfil de ciudadano, detectar fraude o anticipar incidencias de tráfico, etc.