El final de curso está a la vuelta de la esquina, pero antes de poder disfrutar de las ansiadas vacaciones de verano, los estudiantes tendrán que llevar a cabo sus exámenes finales. Es en estas semanas cuando profesores y alumnos se enfrentan a la recta final en un escenario nuevo para muchos: el mundo online. Y es que no solo los estudiantes han sabido aprovechar durante estos meses confinados las nuevas tecnologías para copiar o consultar al compañero alguna duda en mitad de los exámenes de este último trimestre, sino que los profesores también se han puesto las pilas en tiempo récord adaptándose al entorno digital.
Desde Qustodio, plataforma de seguridad y bienestar digital para familias, han analizado cuáles son los métodos y tácticas que los profesores están poniendo en marcha para evitar las temidas “chuletas”. Porque aunque a día de hoy aún quedan lagunas en la forma de evaluar, el hecho de copiar no genera ninguna:
– Tu ordenador no está roto, hemos bloqueado tu pantalla. Son muchos los profesores que han utilizado herramientas como Respondus, a través de la cual el ordenador del estudiante quedaba bloqueado durante la duración del examen, tiempo durante el que solo pueden acceder a la plataforma utilizada para la evaluación. Esta herramienta debe ser instalada por los propios alumnos en sus dispositivos antes del examen y hacer una prueba previa con el profesor para comprobar que funciona correctamente.
– 3, 2, 1… grabando. Aunque conlleve mucho más tiempo para el profesor a la hora de corregir el examen, algunos han optado por pedir a sus alumnos que mantengan la cámara y el micrófono activo durante todo el examen y grabar lo que recoge la cámara. Al más puro estilo Sherlock Holmes, cualquier detalle o movimiento de ojos puede ser clave para desvelar que están copiando.
– Room tour. Pedir a los alumnos que les muestren la habitación unos minutos antes de comenzar el examen es otra de las opciones.
– Cuenta atrás. Otro aspecto común en los exámenes online ha sido la duración, y es que ésta se ha visto reducida para evitar que los alumnos tengan tiempo para buscar las respuestas en Internet, hablar por grupos de whatsapp o copiar directamente del libro. Algunos profesores realizan exámenes de 10 minutos, tiempo que consideran más que suficiente si conoces la respuesta. Otros han preferido optar por los exámenes tipo test para que no sea fácil localizar la respuesta en los apuntes.
– Prácticas para poner en valor la teoría. ¿Qué mejor forma de demostrar lo aprendido que con un caso práctico? Así lo han hecho algunos profesores, que han optado por exámenes en los que no preguntan a sus alumnos por la teoría tal cual, sino que les piden ejemplos. ¿Lo difícil? No coincidir.
– ¡Compartir es mejor! Para aquellos a los que era imposible instalarles una app de bloqueo de la pantalla, otra de las opciones era pedirles que compartan la pantalla durante el tiempo que dure la prueba. Eso sí, nada de avisarles con antelación.
– Examen sí, pero oral. La videollamadas han sido las estrellas de este confinamiento, pero no solo para ver a amigos o familiares, sino para que los profesores puedan examinar a los alumnos de forma oral. Un tipo de examen que dificulta el poder utilizar las temidas “chuletas”.
Para María Guerrero, psicóloga experta de Qustodio, “aunque en estos meses hemos visto como los profesores y centros educativos se han adaptado a las nuevas tecnologías, no podemos olvidar que también es tarea de las familias el garantizar y promover un uso responsable de la tecnología también durante la época de exámenes”.