Un concepto rompedor está poniendo fin a la percepción clásica de oficina gracias a la búsqueda de la originalidad e inspiración a través de espacios diáfanos y la convivencia de distintos sectores. Se trata del coworking, un sistema de trabajo compartido que llegó a España en 2010 y que ha logrado situar a nuestro país en el tercer puesto del ranking mundial, detrás de Estados Unidos y Alemania.
Las ventajas de este tipo de espacios, sobre todo en el caso de emprendedores y autónomos, se traducen, principalmente, en el ahorro de costes y el networking, claves para optimizar la productividad, acelerar y madurar determinados proyectos y mejorar las cifras de negocio. Tal está siendo su éxito que el próximo 9 de agosto se celebrará el Día Internacional del Coworking.
Pero ¿cómo elegir el espacio más adecuado? Con motivo de esta fecha, los expertos de The Valley ofrecen cinco claves a tener en cuenta:
– Lugares funcionales y que fomenten sinergias. Aparte de ofrecer todos los espacios (sala de reuniones o trabajo individual, zona de café /cocina, áreas de descanso, etc.) y recursos tecnológicos y de mobiliario necesarios, el centro de coworking debe funcionar en torno a sus coworkers y a la comunidad que le rodea. Será muy importante que organice eventos periódicos y conferencias, facilite el acceso a desayunos de trabajo y se preocupe por fomentar las redes de contacto entre sus miembros a través de actividades conjuntas.
– Formación constante. Hay muchos centros que ya no solo se limitan a alquilar un espacio, también ofrecen talleres y cursos para mejorar aptitudes y ayudar a incrementar los beneficios de sus negocios brindando formación especializada. Esta oferta también ha comenzado a abarcar el ámbito personal con el objetivo de mejorar la calidad de vida de sus integrantes con clases de yoga, talleres de cocina, actividades de autoayuda, etc.
– Feeling temático. El éxito del coworking ha generado distintas tipologías de centros en función de los objetivos de sus fundadores. Así, ya existen algunos espacios especializados en sectores y profesionales de un determinado gremio: emprendimiento social, proyectos digitales, arquitectura, creatividad y diseño, cultura, etc. La posibilidad de sinergias aumentará y la oportunidad de crecer y aprender de empresas similares será mayor.
– Asesoramiento. Este es uno de los valores añadidos que más hay que tener en cuenta, sobre todo si se acaba de emprender una nueva actividad profesional. Al comenzar un nuevo proyecto es normal que se precise de asesoramiento legal, fiscal, contable, de comunicación… Hay algunos centros que ya ofrecen dichos servicios o que disponen de convenios con alguna entidad, abaratando así este tipo de partidas presupuestarias.
– Sin gastos corrientes. Las empresas nacen con un capital muy ajustado para su puesta en marcha. El alquiler de una oficina y sus correspondientes gastos corrientes son unos costes que muchas de estas entidades no pueden asumir. De ahí que muchos centros de coworking se preocupen de eliminar al máximo los gastos derivados de los servicios de mantenimiento o de cualquier problema técnico que pueda surgir. Por este motivo, resultan especialmente atractivos para autónomos y pequeñas empresas que no pueden permitirse unas instalaciones propias.