El impacto positivo de la programación en el cerebro humano

Aprender a programar puede acelerar la adquisición de conocimientos mediante el desarrollo de habilidades cognitivas. Como resultado, recordamos mucho mejor la información, y el cerebro sometido a un ejercicio constante es mucho más sano.

Publicado el 10 Sep 2021

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En los últimos años, se ha hablado cada vez más acerca del efecto de los ordenadores, dispositivos móviles y videojuegos en el desarrollo de niños y jóvenes. La programación no está exenta de polémica, pues también se reduce al peyorativo “sentarse delante de una pantalla”. Sin embargo, resulta que la programación, al igual que los juegos, puede tener un efecto muy positivo en el desarrollo del cerebro y la forma de pensar en niños y jóvenes.

Uno de los estereotipos más comunes sobre la programación es que es una actividad repetitiva y aburrida que no tiene nada que ver con el trabajo creativo e imaginativo. Por supuesto, no hay ni una pizca de verdad en esta afirmación: dominar un determinado lenguaje de programación es solo una pieza del rompecabezas. Un buen programador no solo debe conocer la sintaxis del lenguaje en el que está programando, sino también desarrollar la capacidad de pensar de forma analítica y lógica.

Según los últimos estudios, el impacto de la programación en el desarrollo de nuestro cerebro es enorme. Sin embargo, esto no significa que por aprender a programar nos convirtamos de repente en Sherlock Holmes y los rompecabezas lógicos dejen de tener secretos para nosotros. No, no funciona así. Aunque el impacto de la programación en nuestra forma de pensar es muy grande, no es tan espectacular.

Programar amplía la capacidad cognitiva

Hay numerosos estudios que confirman el impacto positivo de la programación en el desarrollo del cerebro. Ya en 1991, investigadores estadounidenses demostraron que existe un poderoso vínculo entre el aprendizaje de la programación y el aprendizaje de habilidades cognitivas. Se invitó a 65 estudiantes a participar en el estudio: algunos de ellos estaban aprendiendo a programar y el resto nunca había estudiado programación. Los resultados fueron sorprendentes, pues se descubrió que los que aprendían a programar rendían hasta un 16% mejor que otros estudiantes en las pruebas de capacidad cognitiva. Los estudios posteriores realizados en 1999 y 2009 confirmaron que aprender a programar puede acelerar la adquisición de conocimientos mediante el desarrollo de habilidades cognitivas. Como resultado, recordamos mucho mejor la información, y el cerebro sometido a un ejercicio constante es mucho más sano y resistente a la demencia y a la enfermedad de Alzheimer.

¿El cerebro del programador es distinto al cerebro común?

La respuesta a esta pregunta es más fácil si dirigimos nuestra mirada a los llamados modelos mentales. No son más que representaciones de situaciones reales creadas por nuestra mente; se crean a partir de lo que imaginamos o vemos en el momento.

Los modelos mentales tienen una función fundamental en el proceso de adquisición de conocimientos, que se puede ver perfectamente en el aprendizaje del primer lenguaje de programación.

A medida que aprendemos, se crean nuevos modelos mentales en nuestro cerebro, impactando en nuestra forma de pensar y resolver problemas. En consecuencia, una mente acostumbrada a un modelo concreto suele tener dificultades para crear nuevos modelos durante los procesos de aprendizaje.

Cuando se trata de programar, es imposible concentrarse únicamente en un lenguaje y un problema. La programación es un sistema en constante cambio, que nos obliga a pensar de forma innovadora y alternativa.

Como resultado, los programadores no solo son mejores analistas, sino que también tienen mucha mejor memoria, y lo que es más importante, esto no suele ser el resultado de una predisposición genética, sino de un entrenamiento intelectual sistemático.

¿Qué dice una resonancia magnética? En 2014, se llevó a cabo un estudio en un grupo de diecisiete programadores mediante una resonancia magnética. Se descubrió entonces que los centros responsables de la memoria semántica, la memoria operativa y la comunicación lingüística eran los más activos.

Además, las partes del cerebro responsables de contar y del pensamiento lógico no mostraron mucha actividad. Este estudio demostró que activamos los mismos centros cuando programamos que cuando aprendemos un nuevo idioma.

En resumen, al aprender a programar, no solo desarrollamos la capacidad de pensamiento lógico y analítico, sino que, sobre todo, ejercitamos la memoria operativa y la memoria semántica. De este modo, nuestro cerebro se ejercita constantemente, de la reducción de neuronas. Además, conseguimos una mejor memoria y somos capaces de absorber una gran cantidad de información más rápidamente.

Los estudios demuestran claramente que aprender a programar tiene una serie de beneficios no solo relacionados con nuestra futura profesión, sino también con nuestra salud. La programación es uno de los campos más exigentes del trabajo mental, al que merece la pena dedicar tiempo.

Estudiar y aprender programación es cada vez más importante para el futuro de niños y adolescentes españoles. Por ello, desde Coding Giants organizan una iniciativa benéfica, “Programa con Gigantes”, en la que niños y adolescentes de entre 6 y 18 años pueden apuntarse a clases gratuitas para conocer el mundo de la programación. El evento tendrá lugar presencialmente en Madrid los días 25 y 26 de s

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Redacción TICPymes

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