A veces se le llama barco robótico, otras veces dron marino y otras vehículo autónomo de superficie. Pero todas hacen referencia a un barco de gran tamaño sin intervención humana que lleva a cabo misiones de forma completamente autónoma. Es el Sea Hunter y la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa estadounidense (DARPA) acaba de comenzar las pruebas para demostrar que es capaz de completar misiones de forma completamente autónoma.
Ha costado 120 millones de dólares y ha sido construido en unos astilleros de Portland (Oregón). Aunque sus siglas dicen más bien poco (ACTUV) su apodo, Sea Hunter (“cazador del mar”), proporciona una mejor idea de sus posibles usos, principalmente la caza de submarinos silenciosos. Mide 40 metros de eslora y desplaza 140 toneladas. Puede viajar unas 10.000 millas náuticas (18.000 km) sin repostar y su velocidad máxima es de unos 27 nudos (50 km/h). Va equipado con sonar y todos los sistemas (comunicaciones, motores, control) han sido modificados para que operen de forma robótica y autónoma.
Al eliminar el factor humano se consigue una autonomía mayor y un gran ahorro, del orden de 40 o 50 veces respecto al de un barco convencional. Por no hablar de la ventaja táctica que supondría en caso de conflicto armado. El barco deberá evitar las colisiones y el tráfico marítimo, vulnerabildades para no ser hackeado, atacado o secuestrado.