Seguro médico, vales de comida, ayudas para pagar la guardería de los niños o el alquiler en un traslado de sede, un cierta permisividad para los empleados con mayores dependientes o personas con minusvalía a su cargo… Medidas todas ellas para tener contentos a los trabajadores y que produzcan más.
Con todo, el señuelo estrella, lo que todos los empleados codician como si fuera maná, es la libertad de horarios, la reducción de jornada, las excedencias y el contrato a tiempo parcial. En definitiva: la flexibilidad laboral, destaca una información de elEconomista.es
Así lo confirman las 1.850 empresas que optaron a la última edición del premio Empresa Flexible, organizado por CVA en colaboración con Sodexo, Manpower y Banco Santander. Pero, ¿de qué hablamos cuando hablamos de flexibilidad?
“Las empresas del futuro serán flexibles, o no serán”, sentencia Óscar Massó, director de Márketing de Sodexo, quien pone como ejemplo negativo las 180.000 compañías que han desaparecido en los últimos dos o tres años, engullidas por la crisis.
Planes de retribución variable
Distribuir mejor los recursos casi siempre escasos es crucial. Una opción es acogerse a planes de retribución variable, es decir, si un empleado tiene un hijo, se le puede detraer del salario una cantidad para cheques-guardería, con lo que él recibiría más dinero neto y la empresa se ahorraría un 12-15 por ciento en impuestos.
Nada de “café para todos”
“Hay que evitar la política de café para todos”, señala Massó. Los responsables de Recursos Humanos deben desterrar la idea de un mismo horario y unos objetivos idénticos para toda la plantilla, que no son más que corsés para empleados y empleadores. En cambio, negociar los horarios, ofrecer reducción de jornada o brindar excedencias sirve de acicate para el talento interno.
La suma de talentos rinde más
Algo de tiempo y una tabla de Excel es todo lo que necesita una empresa para crear su propio clúster de perfiles profesionales; grupos de dos o tres empleados con la misma cultura, perfil y motivación que, puestos a trabajar juntos con una estrategia clara, elevan la productividad exponencialmente.
¿Y si se trabaja de más?
La bolsa de horas es la respuesta flexible a la acumulación de tareas. Una medida que permite a los empleados acumular el tiempo extra trabajado cuando hay puntas de actividad, y cambiarlo una vez superado ese periodo. A coste cero.
Concilia, que algo queda
Es un verbo que, a fuerza de repetirse, se está vaciando de contenido sin haberse hecho realidad. Gaes es un ejemplo de empresa que ha implantado políticas de flexibilidad horaria, con variación de dos horas en la entrada y la salida y el teletrabajo dos días por semana.
De los 1.600 empleados que Gaes tiene en plantilla, la gran mayoría está adoptando políticas de conciliación, “que no bajan la productividad y sí incrementan la motivación”, como explica Conchita Gassó, presidenta del Comité de Igualdad de Gaes.
La negociación como receta
La flexibilidad tampoco está reñida con la productividad en la empresa química Lanxess España, que tiene a 40 personas en plantilla y una cifra de ventas de más de 51 millones en el primer trimestre de 2011.
Su director, Javier Cantarell, da una de sus recetas: “Saber escuchar y aprender de todos los grupos que influyen en nuestras actividades: empleados, clientes y proveedores”. Y es que esta empresa aplica “métodos de trabajo y horarios flexibles y adaptados a cada grupo profesional, para conciliar vida profesional y familiar”.
Luces ‘off’, negocio ‘on’
El repertorio de políticas flexibles a coste cero es inagotable: jamás poner reuniones fuera de la jornada laboral; impartir cursos de formación en horario que no dañe las responsabilidades personales; implantar la gestión por objetivos y no por horas gastadas en la oficina; conceder licencias o permisos por hijos más allá de la estricta legalidad; ofrecer medidas de equilibrio para toda la plantilla, sean padres o no, por el cuidado de otros dependientes, por motivos de salud e, incluso, de ocio.