Vivimos en un mundo cambiante, en permanente evolución, en el que lo viejo muere para dar paso a lo nuevo. Esto va mucho más allá que la biología: las nuevas civilizaciones se alzan sobre los cimientos de las anteriores, y las nuevas tecnologías reemplazan a las existentes en un bucle que parece no terminar nunca.
Parece claro que la siguiente revolución tecnológica vendrá de la mano de la inteligencia artificial; tan claro que desde hace varias décadas somos capaces de imaginar un futuro lleno de seres artificiales inteligentes, con asistentes robóticos o virtuales que nos facilitan el día a día, carreteras transitadas por vehículos autónomos o incluso avanzados diagnósticos médicos realizados por una máquina sin vida.
Todos visualizamos ese futuro, pero lo que no parece tan fácil de concretar es cuándo vamos a dar el paso necesario para vivir en él. Resulta más o menos sencillo establecer una serie de hitos que definan los pasos del camino que ya hemos recorrido, pero parece complicado definir cuál será el siguiente punto de inflexión. ¿Será que los árboles no nos dejan ver el bosque y que, sin saberlo, ya nos encontremos en ese punto?
Vamos a echar la vista atrás para ganar un poco de perspectiva, volviendo a visitar obras literarias y cinematográficas de las últimas décadas, para ver cuál pensábamos entonces que sería nuestro próximo hito. De este modo nos encontramos que muchos de los fenómenos tecnológicos que más han Álvaro San Juan, Profesor y Coordinador Académico del Área de Ingeniería de U-tad Dejemos de poner nuestra vista en el futuro lejano y disfrutemos del momento, porque la era de la IA no ha hecho más que comenzar transformado nuestra sociedad han surgido aparentemente de la nada, sin previo aviso, sin un redoble de tambores anticipando su llegada.
