La hiperconectividad cuenta cada vez con mayor impacto económico

Internet tiene más valor económico que industrias tradicionales como la agricultura o la energía.

Publicado el 04 Dic 2014

hiperconectividad

Con el fin de conocer los cambios que está propiciando la hiperconectividad, -la conexión de personas, cosas, lugares, empresas, etc. a través de Internet,- en el panorama macroeconómico, empresarial y social, SAP ha encargado un informe a The Economist Intelligence Unit (EIU). Para su elaboración, EIU ha entrevistado a grandes expertos mundiales de diferentes campos de la Economía y ha consultado diferentes investigaciones. Los resultados del informe resultan realmente llamativos:

Internet tiene más valor para la economía global que industrias más tradicionales como la agricultura o la energía. Las estimaciones sobre la contribución de Internet al PIB varían, pero existe consenso en que en 2010-2011 su valor era más del 3,4% del PIB de las mayores economías del mundo y está creciendo rápido: en 2016 se espera que el valor de Internet se duplique con respecto a las cifras de 2010. Eso lo convierte en una parte importante de la economía global y con un pronunciado impacto en los índices de crecimiento económico.

La adopción continuada de tecnologías como Internet y el móvil beneficiarán a todas las economías, pero será especialmente valiosa para los países en vías de desarrollo. Menos de la mitad de la población mundial tiene acceso a Internet y los beneficios económicos y sociales de un mayor uso son impresionantes: un estudio del sector sugiere que si las economías en vías de desarrollo incrementaran la penetración de Internet a los niveles de los países ricos, los índices de crecimiento del PIB se situarían en un 72% y se crearían 140 millones de empleos. Y lo más importante, se salvarían millones de vidas a través de la mejora de la salud y cientos de millones de personas saldrían de la extrema pobreza.

El impacto económico de Internet de las Cosas está aún por determinar. La hiperconectividad experimentará un crecimiento extraordinario con Internet de las Cosas, ya que el número de “cosas” conectadas (excluyendo PC, tablets y smartphones) se multiplicará por 30 entre 2009 y 2020. Algunas empresas como el fabricante de automóviles General Motors ya han informado de importantes evidencias en el ahorro de costes gracias a la fabricación inteligente.

Buenas noticias a escala macroeconómica, aunque desafíos a escala empresarial. El auge de la hiperconectividad ya ha golpeado fuertemente a varias industrias: la mayor parte de las ventas de libros y música ahora se realizan online, lo que ha puesto contra las cuerdas a los vendedores tradicionales y ha originado serios problemas a los editores de periódicos y de música, que ven cómo sus clientes les abandonan. Muchas otras industrias se verán forzadas a realizar cambios en los próximos años, a medida que aumentan las ofertas alternativas a todos los sectores, desde el alquiler de coches hasta la reserva de hoteles.

La hiperconectividad ha acelerado la globalización pero también podría propiciar la vuelta de la producción industrial a los países desarrollados. El impacto de la hiperconectividad en la fabricación y en el suministro de servicios globales ha sido evidente desde hace tiempo: los diseños producidos por plantillas caras en los países desarrollados pueden ser fabricados en países con unos costes más bajos como es el caso de China. Esto ha provocado un traslado masivo de la fabricación a los países en vías de desarrollo, así como un cambio en el suministro de servicios como los de call centre a India, Marruecos o Latinoamérica. La hiperconectividad, precisamente, ha propiciado que pequeñas empresas hayan sido capaces de establecer cadenas de suministro y bases de clientes multinacionales -un territorio acotado hasta ahora a las grandes compañías-, lo que ha conducido a la aparición de las denominadas ‘micro-multinacionales’.

Más que una mera plataforma para la actividad económica, la hiperconectividad es un nuevo entorno cultural para el comportamiento humano. El impacto en el comportamiento todavía no se ha desarrollado completamente, por lo que las empresas tienen que ser sensibles a los cambios en los valores sociales y en las expectativas de los clientes a medida que ese impacto evolucione. El resultado final sigue siendo incierto: por un lado no hay evidencia de que la hiperconectividad aumente el círculo social de las personas o de que produzca grandes cambios en el comportamiento. Sí hay áreas en las que se están notando sus efectos como la forma en la que compramos, aunque las compras por Internet siguen siendo bajas (si bien están creciendo rápidamente) en comparación con la venta tradicional.

Igualmente, la nueva transparencia ofrecida por Internet ya ha forzado al cambio a todo el mundo, desde gobiernos a empresas.

Puede descargarse el informe completo aquí.

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Redacción TICPymes

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