El debate está sobre la mesa. El objetivo es aprovechar mejor el tiempo y escapar antes del trabajo para poder lograr la tan ansiada conciliación. Desde que la ministra de Empleo, Fátima Báñez, retomar la idea de acabar la jornada laboral a las 18:00 horas durante su intervención en la Comisión de Empleo y Seguridad Social del Congreso, las reacciones no se han hecho esperar.
La Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) es una de las voces más críticas: “para muchos sectores, empresas y ramas de actividad, un horario uniforme iría en detrimento de las necesidades de trabajadores, consumidores, empresarios y sociedad y afectaría a la competitividad de las compañías”, han asegurado.
Los autónomos son un colectivo afectado directamente por esta medida, debido a que “el trabajo autónomo no tiene horarios de salida ni de entrada e, incluso, añaden a su jornada de ocho a diez horas más por semana”, según el vicesecretario general de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA), César García. Por su parte, el presidente de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), Lorenzo Amor, ha afirmado que “este colectivo gestiona su propio tiempo y es tan heterogéneo que no se puede hablar de un horario estándar”.
Sin embargo, ambas organizaciones valoran positivamente cualquier propuesta enfocada a mejorar la conciliación para tener “esa posibilidad de disfrutar más de familia y hobbies”, tal y como ha asegurado García. Amor, por su parte, hace hincapié en el beneficio que supone para los autónomos que viven del tiempo libre de los demás, puesto que “si las grandes empresas y organismos oficiales cierran a las seis, los bares, tiendas y demás comercios podrán recibir más clientes, crear más empleo y hacer más negocio por las tardes”.