La empresa Avast, especializada en seguridad digital y privacidad, ha llevado a cabo una investigación sobre el grado de conocimiento que tienen los españoles de las contraseñas de sus parejas o familiares. La encuesta, realizada a más de 2.000 hombres y mujeres españolas, ha concluido que el hecho de compartir dispositivos, contraseñas, herramientas online, cuentas bancarias e incluso ubicaciones con la pareja, a menudo no se controla tanto dentro de una relación, sino que, lo que es más preocupante, se hace una vez finalizada la misma.
Entre las principales conclusiones de la investigación desarrollada por Avast están:
- El 56% de los encuestados afirmó conocer la(s) contraseña(s) de otra persona en Internet. El 71% de los que conocían la contraseña de otra persona reconocieron conocer la de sus parejas actuales y un 13% la de una expareja.
- El 54% de los españoles reconoció que su pareja conocía alguna de sus contraseñas. Concretamente, un 73% afirmo que su novio o novia conocía la contraseña de su teléfono o Tablet.
- Una vez finalizada una relación amorosa, un 50% de los encuestados reconoció haber cambiado alguna de sus contraseñas.
- Uno de cada cinco españoles (21%) ha sido objeto de que alguien accediese a su cuenta y cambiase su(s) contraseña(s) sin su conocimiento o consentimiento. El 37% atribuyó un uso indebido de su contraseña a su expareja.
- El estudio señala que al 24% de los encuestados se le ha rastreado su ubicación sin su consentimiento por conocer su contraseña.
- De los que conocen la contraseña de su expareja/cónyuge, el 50% admitió que todavía tiene acceso a las cuentas de redes sociales de su ex y el 56% admitió que todavía puede acceder a la cuenta de correo electrónico del trabajo de él o ella.
Jaya Baloo, directora de seguridad de la información de Avast, dijo: “Estas estadísticas son realmente preocupantes. Atrás quedaron los días en los que simplemente se devolvían los efectos personales y las llaves de casa de la otra persona cuando se terminaba una relación. Aunque sabemos que la gente comparte contraseñas y dispositivos con su pareja, este comportamiento puede tener un lado muy oscuro, especialmente cuando las mujeres son obligadas a compartir sus contraseñas”.
El abuso tecnológico es un problema cada vez mayor, y supone mucho más que compartir contraseñas. Puede ser cualquier cosa, desde mensajes no deseados, programas espía o stalkwerware que se instalan en los dispositivos, hasta controlar o acosar a alguien a través de la tecnología doméstica. Concretamente, el 42,6% de las preadolescentes y adolescentes perciben un nivel “alto o muy alto” de violencia de género en Internet, según el Informe ‘Girls are equal on Internet’, publicado por la Universidad Complutense de Madrid, con la colaboración de Plan International España.
La tecnología está cada vez más integrada en nuestras vidas y los agresores están encontrando nuevas formas de controlar y abusar de las mujeres. Es importante concienciar sobre el abuso tecnológico y animar a las mujeres a que sean capaces de establecer límites claros para su seguridad tecnológica con sus exparejas. La solución no debe ser forzar a las mujeres a desconectarse, sino empoderarlas para que usen la tecnología con seguridad y confianza.